Los empresarios hoteleros de Formentera están satisfechos con los resultados de esta temporada que toca a su fin y que califican de «buena». Pero más allá del obvio balance positivo, consideran que hay que hacer hincapié en la necesidad de regular el fondeo de embarcaciones en todo el litoral de la isla, no solo en las zonas más frecuentadas de ses Illetes.

«El tema de los fondeos hay que controlarlo ya, se está usando el litoral de Formentera como si fuera un camping», advirtió el presidente de la patronal, Vicent Tur, que insistió en la necesidad de intervenir para evitar la masificación que se produce en los meses de verano y aseguró que en esta cuestión están de acuerdo incluso los propios restaurantes que viven de este sector: «Todos coincidimos en que o se regula el fondeo o perdemos ese carisma de destino privilegiado que es la isla».

Tur indicó que en los últimos años la presencia de embarcaciones fondeadas no solo se observa en la zona de ses Illetes, en el Parque Natural de ses Salines, sino que se ha trasladado a otras partes del litoral como Cala Saona o es Caló, «donde algunos se pasan más de una semana fondeados». El portavoz de los hoteleros considera que «la isla no puede soportar esta presión ni convertir su litoral en un camping flotante».

Buena temporada

El presidente de los hoteleros de Formentera, a falta de los últimos datos de ocupación, calificó la temporada de «buena», aunque matizó que el mes de septiembre, debido a las condiciones meteorológicas, no ha respondido a las expectativas de ocupación. «Por lo demás, la temporada ha ido bien», añadió.

Como aspectos más significativos se ha registrado una tendencia hacia la diversificación de nacionalidades con la llegada de más alemanes, ingleses, holandeses, franceses y portugueses.

Respecto al mes de octubre, Tur avanzó que la mayoría de los establecimientos hoteleros cerrarán el fin de semana del 24 y 25 de este mes, dependiendo de los últimos vuelos que haya programados con Ibiza, que será lo que marque la pauta.

Vicent Tur explicó que este octubre es «más o menos igual que el del pasado año o como cada año, con la presencia de muchos alemanes».

Respecto a la presión que sufre la isla durante los meses de julio y agosto, los hoteleros consideran que es ajena a su sector y que se produce por otros factores.

El motivo, dicen, es que la planta hotelera reglada se cifra en torno a las 8.000 camas, número que no ha variado sustancialmente en los últimos años. Por eso, Tur apunta que donde se tendrían que tomar medidas es en «la oferta que se presenta como turística sin serlo. Lo que no puede ser es que en un apartamento con una cédula de habitabilidad para dos personas se metan ocho», criticó.

Otro de los efectos que han notado, y que sobre todo ha tenido repercusión en la oferta complementaria, ha sido el bajón del gasto del visitante en agosto. Tur explicó que han observado «una bajada de calidad en el turismo de agosto ya que muchos van en grupos y les sale el alojamiento bastante económico. Pero luego el gasto en restaurantes, souvenirs y demás no se ve reflejado». Incluso apunta que este fenómeno se está notando especialmente en los últimos dos años.

Respecto a las previsiones que manejan para el año que viene, no esperan sobresaltos. El empresario señaló que la contratación de plazas por parte de los turoperadores está registrando un ritmo «incluso mejor que en años anteriores, porque hay mucho interés».