La mayoría de los 27 incendios que se produjeron en Formentera en los nueve primeros meses de este año fueron provocados por colillas lanzadas desde los coches. Esta es la principal conclusión que ayer expusieron el conseller de Presidencia, Bartomeu Escandell, y el jefe de bomberos, Iván Marí, al presentar el primer balance del año de este servicio. En la extinción de esos fuegos intervinieron también los agentes del Ibanat, Protección Civil, Guardia Civil y Policía Local.

El conseller y el jefe de bomberos destacaron que el periodo comprendido entre enero y septiembre se caracterizó especialmente por una situación de sequía por la falta de lluvias y, como consecuencia, por el alto riesgo de incendios durante el verano.

Escandell señaló que a pesar de estas circunstancias, están «contentos ya que no se ha producido ningún incendio de gran magnitud». También destacó el importante papel que han jugado las empresas de transporte de agua potable mediante camiones cuba, que han puesto su maquinaria a disposición de los bomberos cuando ha sido necesario.

El conseller recordó que el Consell colabora en campañas de concienciación de riesgo de incendios que tienen por objetivo explicar que «pequeños comportamientos pueden evitar tragedias, como puede ser no tirar colillas por las ventanillas de los coches», subrayó.

Asimismo, recordó la campaña de comunicación del año pasado para explicar a los vecinos de zonas forestales la conveniencia de crear fajas de protección en el entorno de las viviendas.

Escandell insistió en que las medidas de prevención son «vitales» para reducir el riesgo de incendio.

Una hectárea quemada

El jefe de bomberos de Formentera manifestó por su parte que desde que comenzó el año hasta ahora los bomberos han realizado 102 intervenciones, cinco más que en el mismo periodo de 2014.

Entre estas, 27 han sido para apagar fuegos, 17 de los cuales se han localizado en zonas vegetación, «ya que este año era un año especialmente peligroso por la sequía», insistió Iván Marí.

Además, el responsable del servicio de bomberos calculó que se ha quemado en torno a una hectárea de superficie, y reiteró que en la mayoría de casos los fuegos fueron provocados por colillas de cigarrillos.

Aunque las últimas lluvias han representado un alivió para romper con la sequía, Marí reconoció que «no se puede bajar la guardia, ya que el riesgo está presente todo el año».

Los casos que más preocuparon fueron los tres fuegos sucesivos en la zona de es Ram en la segunda quincena de julio. Como consecuencia, los servicios contra incendios establecieron rutas de vigilancia disuasoria durante todo el verano en esa zona, coordinándose con Protección Civil e Ibanat.

Aunque en un principio la hipótesis era que al menos uno fue provocado, la investigación no ha podido determinar tal extremo y finalmente se han catalogado todos ellos como fortuitos.

El cuerpo de bomberos cuenta con cuatro trabajadores: dos a tiempo completo, uno a tiempo parcial y otro con disponibilidad, y disponen de un vehículo de intervención rápida, tipo pick- up, y dos autobombas. El conseller recordó que si no se da contraorden, a partir del 15 de octubre se desactiva la situación de riesgo alto de incendio hasta el 1 de mayo.