Aunque en el puerto de la Savina no aparezca ningún cartel que ponga ´cerrado por fin de temporada´ la realidad en Formentera se acerca mucho a esa situación. En concreto ese aviso se podría colocar en es Pujols, donde a estas alturas ya no queda ninguna posibilidad para alojarse ya que el último hotel abierto cerró el pasado 30 de octubre. En esta localidad, paradigma de núcleo turístico, las calles quedan prácticamente desiertas, las decenas de tiendas de ropa, los bares, los restaurantes, los supermercados y las dos discotecas también han cerrado y tan solo se mantiene un restaurante abierto y la tienda de los ´chinos´. Es como si este pueblo, que bulle de actividad en verano, se convirtiera en un plató vacío de cine, con todas las puertas cerradas y las cristaleras pintadas de blanco o forradas de papel de periódico. Lo mismo ocurre en es Caló y en toda la playa de Migjorn. Hecho el agosto, la actividad hotelera y turística queda reducida a la mínima expresión.

Tan solo tres establecimientos hoteleros quedarán abiertos este invierno, dos en la Savina y uno en Sant Francesc, donde también se puede encontrar alguna pensión y casa de huéspedes. De los apartamentos que se ofertan en verano no queda rastro.

Una hotelera de la Savina que cerrará en diciembre, porque tiene que hacer algunas reformas, explica que el perfil de los visitantes se reduce a unos cuantos comerciales que se desplazan a Formentera para trabajar. Turistas ninguno, o como mucho algunos ibicencos que deciden cruzar es Freus para pasar un fin de semana relajado y disfrutando de un paisaje y de un entorno que en estos meses, si el tiempo acompaña, se presenta más virgen que nunca. El mito de la isla paradisíaca se hace realidad.

Algunas propuestas atrevidas

En cuanto a la oferta extrahotelera, además de los restaurantes asociados a los hoteles que permanecen abiertos, quedan una decena de establecimientos que en la mayoría de los casos ofertan el típico menú del día sin renunciar a la carta. Otros abren los fines de semana con propuestas atrevidas, como comida ecológica o platos imaginativos y ajustados a la economía de invierno.

La excepción es sin duda el hotel de cuatro estrellas de Sant Francesc Xavier, Es Marés, que además de contar con una excelente cocina, oferta fines de semana con spa, masajes y menú degustación. De hecho, este establecimiento se ha convertido en una referencia de calidad todo el año, con precios mucho más asequibles durante los meses de invierno.

La actividad volverá progresivamente a finales del próximo mes de marzo, aunque de forma tímida ya que la Semana Santa de 2015 viene adelantada, por lo que muchos establecimientos hoteleros y de oferta complementaria esperarán a finales de abril para abrir sus puertas y de nuevo sumergirse en su frenética actividad de junio a septiembre.

Un ciclo habitual

El presidente de la asociación hotelera de Formentera, Vicent Tur, explica que este ciclo ya es habitual y que no varía de un año a otro: «La temporada está cerrada, solo quedan los establecimientos abiertos todo el año, es decir el Bellavista, el Bahía y Es Marés y para de contar». Tur añade que dos hoteles más que solían abrir en estas fechas cierran por reformas. Explica que los establecimientos abiertos mantienen «la dinámica y la estructura de abrir todo el año y están apoyados en todos los casos por su propio servicio de restaurante». Una de esas características es que son hoteles familiares, con pocas habitaciones y que no precisan de mucho personal, «lo que les permite ofrecer ese servicio», subraya. En cuanto a los precios que aplican en invierno, el presidente de los hoteleros apunta que suelen ser «un 60 por ciento más baratos que en verano».

Visitantes de fin de semana

Respecto a los visitantes de fin de semana, este empresario señala que muchos de ellos suelen tener viviendas en la isla y que aprovechan para hacer reformas, por lo que optan por alojarse en los hoteles. También están las escapadas de los ibicencos: «Suelen ser parejas que aprovechan para visitar y conocer la isla, ya que muchos no han venido nunca a pesar de la cercanía, además luego repiten en verano». En cambio los visitantes mallorquines son prácticamente inexistentes.

En cuanto a la oferta de restaurantes, Tur apunta que se puede encontrar dos restaurantes en la zona de es Cap y en la Mola, pero sobre todo en Sant Francesc. Sin olvidar uno situado en la carretera de Punta Prima. En la carretera principal también está Can Dani y el Acapulco, subiendo a la Mola, mientras que en Migjorn abre ses Eufebietes. En Sant Ferran, la Fonda Pepe queda cerrada al igual que la Fonda Platé en Sant Francesc.

Vicent Tur no descarta que algún establecimiento de restauración puedan abrir en Navidad, aunque siempre dependerá del ánimo que tengan sus propietarios. No obstante, el presidente de los hoteleros es optimista: «La oferta no está mal, si quieres puedes ir a un restaurante diferente cada fin de semana para los pocos que quedamos en invierno».

A pesar de este panorama, los nueve chiringuitos de playa seguirán abiertos los fines de semana de este invierno. Esta fórmula de éxito fue implantada hace siete temporadas con concesiones temporales de la Demarcación de Costas, que rebaja en las correspondientes tasas de ocupación en invierno.

También quedará abierto un establecimiento, el Pelayo, en Migjorn, que ha sido la revelación de este verano y que su propietario no renuncia a cerrar durante los fines de semana de los próximos meses, especialmente los domingos, con su gigantesca paella cocinada al fuego de leña. Este establecimiento se convierte en el punto de encuentro de numerosos vecinos que acuden además de a comer, a pasar un día de playa y a bailar con la música del grupo La 22, formado por músicos locales que hacen versiones de música latina. Es el auténtico fenómeno tropical de este año. Un lugar informal donde se mezclan clientes de todas las edades que terminan moviendo las caderas al son de la música.

En definitiva, Formentera en invierno intenta recrear su microuniverso con imaginación.