Javier Rodríguez y Enrique Aragón, junto con el patrón del barco ´Araña I´, Jaume Ros, y dos colaboradores, acaban de concluir la recopilación de datos que les permitirá redactar la carta subacuática arqueológica de Formentera. Todo empezó hace cuatro años cuando fueron contratados como arqueólogos para excavar el fondo del muelle de Botafoc. Entonces se dieron cuenta del potencial que tenían las Pitiusas para seguir avanzando en el campo de la arqueología. Sin embargo, la única institución que se interesó por su proyecto fue el área de Patrimonio de la conselleria de Cultura de Formentera, que dirige Sonia Cardona, que ha aportado 6.000 euros. Su propuesta también sedujo a entidades y empresas privadas como la Fundación Abel Matutes, la naviera Trasmapi, el puerto deportivo de Marina de Formentera y el centro de buceo Vellmarí.

Gracias a ese apoyo centraron todos sus esfuerzos de investigación de campo y bibliográfico en los fondos marinos de esta isla, en donde han estado sumergidos durante la primera quincena de octubre.

Javier Rodríguez explica que también ha sido determinante la colaboración que han recibido de pescadores, marineros y buceadores, tanto aficionados como profesionales, para poder localizar y catalogar los pecios de interés. Especialmente, señalan el trabajo de protección que realizan el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil y los vigilantes de la Reserva Marina de es Freus, que están pendientes de cualquier expolio que se pueda producir.

El área de Patrimonio de Formentera decidió este año incorporar este proyecto al Plan Nacional para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, que impulsa la elaboración de cartas arqueológicas por parte de las comunidades autónomas. En el caso de la Comunitat Autónoma de les Illes Balears remitieron a Madrid proyectos de Mallorca, Menorca y este de Formentera.

En esta primera fase marcaron el estudio de cuatro áreas, en base a la existencia de hallazgos ya documentados, y zonas marinas que por su cercanía a yacimientos en tierra pudieran ser susceptibles de esconder tesoros patrimoniales. Por eso también han realizado prospecciones en las áreas cercanas al castellum romano de Can Blai, sumergiéndose en es Carnatge y es Caló, así como en es Caló de s´Oli, al noreste de Formentera.

En esas inmersiones han encontrado dos pecios importantes que no quieren situar para evitar más expolios de los que ya han sufrido. Luego los han identificado y los han adscrito a una cronología concreta y por último han levantado la correspondiente planimetría. El interés de este trabajo está en que a partir de ahora «investigadores de todo el mundo tendrán acceso a esa investigación para que puedan hacerse la idea de qué clase de pecio es», subraya Rodríguez. Añade que el trabajo también servirá al Consell Insular de Formentera para controlar el grado de expolio y conservación: «A partir de ahora el Consell sabrá en que situación se encuentra el pecio equis».

Barco romano con ánforas

Enrique Aragón, codirector del proyecto, detalló que en esta campaña han localizado dos nuevos pecios y el más significativo es un resto romano que se sitúa, entre el siglo I y III después de Cristo. En este caso está formado por una serie de ánforas que contienen aceite procedente del sur de la Península: «Se trata de una carga bastante abundante que ha sufrido muchísimo expolio en este tiempo al encontrarse en unas aguas maravillosas para bucear». «A pesar del maltrato que ha sufrido, tiene un potencial muy interesante para seguir investigando». Aragón añade que en este caso se conserva parte de la madera del barco, lo que les permitirá identificarlo y concretar la vía de navegación que seguía y encajarlo en la historia de las Pitiiusas.

El segundo pecio en el que han trabajado es «peculiar y significativo» para la historia de Formentera. Se trata de unos cañones que hablan del siglo XVII, pero por otro lado han encontrado en el mismo lugar un ancla que podría ser del siglo XVI. A su juicio el interés de este pecio radica en el papel de «isla de combate» que tuvo Formentera en la época de la piratería en el Mediterráneo.

Expolio constante

Una de las conclusiones que han extraído es que la riqueza arqueológica que albergan los fondos de Formentera, por la atracción que tienen para el buceo recreativo, ha sufrido de forma sostenida en el tiempo numerosos expolios que han ido creciendo en la medida en que se ha popularizado esta actividad.

Aragón explica que la ayuda de los pescadores, marineros, buzos y GEAS ha sido determinante para recabar la información suficiente, «sin ella no habríamos podido hacer ni el 10 por ciento del trabajo», dice. Han podido contrastar las piezas halladas, especialmente las ánforas del pecio romano, entre las que han aparecido formas nuevas y diferentes a las habituales, que les van a permitir fijar la cronología y extraer mucha más información.

Con todos los datos que han recogido, documentados con las planimetrías fotográficas, realizadas por Javier Rodríguez, podrán comprobar si esos restos coinciden con puntos de fondeo que utilizaban los barcos de la época romana.

Ahora les queda la recopilación y documentación de las piezas localizadas, lo que permitirá al Consell de Formentera «gestionar de forma sencilla este patrimonio», apunta Rodríguez. Como ejemplo de la utilidad de la carta arqueológica precisó que servirá para cuando se realicen obras submarinas, como tendidos de cables, emisarios o actuaciones portuarias, para poder aplicar las medidas preventivas adecuadas encaminadas a proteger ese patrimonio.

Añadió que la carta arqueológica es un trabajo «que no va a acabar nunca», aunque la primera entrega del trabajo la presentarán al Consell de Formentera sobre el mes de abril de 2015 y consistirá en un informe completo de todas las investigaciones realizadas hasta ahora.

Enrique Aragón señala que lo que más les ha llamado la atención ha sido el grado de concienciación y colaboración que han encontrado entre las personas relacionadas con el mar: «Este tipo de investigación acerca a la sociedad a nuestra profesión, por eso ha sido fabuloso la relación que hemos mantenido con la gente de la isla por su implicación y por la cantidad de información facilitada».