El día se presentó perfecto para una jornada de pesca en Ibiza y Formentera, coincidiendo con la apertura de la veda del raor (lorito o galán en castellano). El mar estaba en calma y soplaba una agradable brisa aunque el sol se hizó notar en su cenit.

Desde primera hora de la mañana decenas de embarcaciones salieron a pescar y participar en lo que se ha convertido en un acto social. La diferencia con otros años, quizá por ser lunes, fue que la presencia de embarcaciones no fue tan numerosa, aunque todavía queda tiempo por delante para disfrutar de este tipo de pesca cuyo periodo de veda se cierra el 31 de marzo de 2015.

Tanto la inspección de Pesca del Consell de Formentera como los incondicionales del raor comentaban que había «menos barcos» que en otras ocasiones en busca de este preciado manjar, que se cocina generalmente frito y cuyo precio en las pescaderías ronda los 50 euros el kilo.

Las capturas no fueron exageradas y, en los casos en los que fue testigo este periódico, que acompañó a los inspectores de Pesca por los distintos caladeros, ninguno de los aficionados sobrepasó el límite establecido por la normativa de un máximo de 50 ejemplares por caña. Es más, muchos de ellos lamentaban el poco rendimiento de tantas horas de espera y paciencia bajo un sol de justicia, generalmente compensada con refrescos, vino, cerveza y comida a bordo para hacer llevadera la jornada. Todo acompañado de los comentarios propios del pescador decepcionado: «Nada, no se pesca nada...». Otro incluso recogía noticias de prensa: «Luego dicen en los periódicos que este año son grandes», mientras enseñaba un ejemplar, casi alevín, que devolvió al mar «para el año que viene».

Resulta difícil establecer la media de capturas y el tamaño de las mismas por pescador ya que existen variables que dependen de las zonas, donde sobre todo deben abundar los fondos arenosos, hábitat natural de esta especie. Como ejemplo, a lo largo de la jornada se pudo constatar que en las capturas al norte de la Reserva Marina de es Freus, en donde se contabilizaron unas 25 embarcaciones de recreo y 5 profesionales (zona que inspeccionaron los guardas de la Reserva), los ejemplares eran de menor tamaño. En cambio entre Torre Gavina y es Cap de Barbaria, incluyendo es Banc, Punta Rasa y es Torrent de sa Fusta, tenían un mayor tamaño.

En la zona de Migjorn la presencia de embarcaciones fue mucho menor, apenas una decena, aunque fue en aumento a la altura de Punta Roja y a lo largo del faro de la Mola, con cerca de 40 embarcaciones en total. En estas aguas las capturas de los raors se combinaban con las de otras especies. Pasados los acantilados de la Mola y doblada la Punta de sa Creu ya se veía una mayor concentración de embarcaciones a lo largo de es Caló, por donde pasaron más de un centenar de barcos de todo tipo, desde neumáticas a veleros, yates y llaüts. En total, más de 22o embarcaciones de recreo se dieron cita ayer en aguas de Formentera para pescar raors.

Algunos de los pescadores abordados por la inspección insular de Pesca, los menos, desconocían la nueva normativa sobre las licencias de recreo, aprobada por el Govern balear y que entró en vigor el pasado 2 de agosto, apenas un mes antes de la apertura de la veda del raor, momento en el que se producen más solicitudes de licencia de pesca recreativa.

De todas formas, el ambiente distendido y cordial fue la nota dominante entre todos los pescadores, que asumían con normalidad la presencia y el control de los inspectores.

La nueva normativa

Por eso la inspectora de Pesca de Formentera, Susana Burgos, tuvo que explicar y recordar en varias ocasiones a los pescadores abordados que la entrada en vigor de la nueva reglamentación exige que cada embarcación tenga un permiso de pesca que le da derecho a cinco cañas, con un máximo de capturas por barco de 300 ejemplares.

Sin embargo, siguen vigentes las licencias personales para pescar en el mar hasta que caduquen pero seguirán siendo necesarias para pescar desde tierra.

En la mayoría de los casos los pescadores tenían toda la documentación en regla a bordo de las embarcaciones, algunos con el ejemplar correspondiente a la nueva normativa y otros mostraron sus licencias personales. Todos ellos encajaron sin mayores problemas el trabajo de los inspectores de la conselleria insular de Pesca que estos días, no solamente ayer, ha intensificado su presencia en el mar.

De hecho, los guardas de la Reserva Marina de es Freus y el servicio marítimo de la Guardia Civil están coordinados especialmente estos días en las labores de inspección.

En los pocos casos en los que los inspectores comprobaron que la licencia personal de pesca estaba caducada, que el patrón no tenía la documentación a bordo o que incluso el barco estuviera alquilado, tomaban la matrícula de la embarcación y la identificación del patrón para después comprobar que estaba pescando conforme a la normativa vigente.

La inspectora, Susana Burgos, destacó que «en pocos casos los aficionados ponen pegas, la mayoría tienen todo en regla», aunque señaló que los mayores problemas se concentran siempre en la zona de es Freus en el límites de la reserva integral de pesca, «donde siempre aparece algún rezagado que discute más su posición». Burgos recuerda que existe una orden que fija las coordenadas de la Reserva Marina de es Freus, donde los guardas de la conselleria balear de Agricultura y Pesca realizan el control.

Pero al margen del resultado de las capturas, de las inspecciones y de los cambios de normativa sobre licencias, lo que realmente importó ayer a los aficionados fue pasar un agradable día practicando una afición en contacto con la naturaleza y que comporta un estado de ánimo. Todo eso compartido con amigos y familiares.

Lo que también parece evidente es que el boom del raor ha perdido fuelle. Un pescador de es Caló, testigo año a año de lo que siempre ha considerado una moda pasajera, sentenció: «Hace años esto estaba plagado de barcos, vienen pero muchos menos, tampoco es para tanto».