Dirk Prüter se muestra satisfecho y feliz por haber logrado un reto personal que le ha costado seis meses, el tiempo que ha invertido en recorrer media Europa en bicicleta desde Colonia (Alemania) hasta su casa de Formentera, en la que pasa largas temporadas desde hace 10 años.

Dio las primeras pedaladas el pasado 25 de abril en Colonia para realizar un recorrido que le llevó seis meses de preparación para fijar el itinerario por carreteras secundarias, evitando el tráfico en lo posible. Su mujer, Ute Prüter, le acompañó durante 7.000 kilómetros, hasta París, donde le venció el cansancio. Él, en cambio, decidió seguir en solitario.

Hace dos años hicieron lo mismo pero directamente desde su ciudad de residencia; entonces fueron 2.000 kilómetros y Ute pudo completar la aventura. En esta ocasión decidieron rizar el rizo y en vez de tomar el camino más recto, como en la anterior ocasión, diseñaron un recorrido que ha llevado a Dirk a recorrer 11.000 kilómetros, pasando por varios países europeos hasta Cabo Norte, en Dinamarca. Cada día recorrieron entre 70 y 80 kilómetros con solo dos jornadas de descanso.

Ayer, sentado en la terraza de un bar de Sant Francesc, afirmaba que se planteó este reto «para disfrutar». Primero, la pareja enfiló hacia el norte y recorrió todos los países escandinavos. Una vez llegados a Cabo Norte, tomaron un avión y un ferry rumbo a Escocia y recorrieron toda la costa noreste y este del Reino Unido. Entonces, cruzaron el Canal de la Mancha para desembarcar en el puerto francés de Calais. De nuevo en tierra, siguieron hasta París.

A partir de esta ciudad Dirk continuó solo y, siguiendo el Camino de Santiago, cruzó Francia, Eukadi, Cantabria, Asturias y Galicia hasta Santiago de Compostela, desde donde siguió por toda la costa atlántica portuguesa hasta llegar a Cádiz. Desde allí costeó todo el sur español para retomar la costa mediterránea hasta Dénia, donde se embarcó, vía Ibiza, para llegar a Formentera la pasada semana.

Ute y Dirk Prüter son dos defensores del uso de la bicicleta, que se ha convertido en su medio de transporte habitual en Colonia y en Formentera. Él afirma que, a sus 50 años y sin practicar asiduamente deporte, aunque siempre va en bicicleta, el viaje no le ha representado un esfuerzo físico y que psicológicamente la motivación de llegar a su casa de Formentera ha sido suficiente. Ha adelgazado 20 kilos pero ahora ya piensa en repetir la aventura, cuando vuelva a tener seis meses de tiempo para cumplirla.