El bombero de Madrid José Luis L.G., de 39 años, que falleció en la tarde del pasado martes en Formentera cuando navegaba bajo los acantilados de la Mola, perdió la vida por rescatar a uno de sus compañeros, que había caído al agua al volcar su kayak. Juan García, uno de los diez miembros del grupo de policías y bomberos de Madrid que formaban parte de la expedición, sacó fuerzas de flaqueza para explicar lo sucedido, que calificó de «accidente». Según relató, el objetivo del grupo era pasar la noche en una cala que, al parecer, pasaron de largo. Eso les empujó a un infierno de corrientes y viento bajo los acantilados al suroeste de la Mola, en sa Punta Roja. Cuando uno de ellos cayó al mar al volcar su embarcación, el bombero se tiró a rescatarlo despreciando su propia seguridad. García contó que en ese momento José Luis fue «a ayudarle y lo rescató». Pero la tragedia surgió cuando «una ola se le llevó por delante». «Pues eso que por intentar ayudar a otro compañero...», señaló con impotencia García antes de que la emoción le impidiera continuar la conversación.

Mientras la tragedia se desencadenaba en el mar, en torno a las 20.30 horas del pasado lunes, desde lo alto del acantilado de sa Punta Roja agentes de la Policía Local y la Guardia Civil observaban, impotentes, cómo José Luis braceaba de forma desesperada buscando seguridad en la orilla. Frente a él solo había rocas que asomaban entre la espuma de las olas que azotaban esa parte de la costa. Según relató uno de los policías locales, el bombero logró asirse a una roca pero enseguida «un golpe de mar se lo tragó».

Se hizo de noche y tuvo que suspenderse el operativo de búsqueda activado por el 112, formado por la Guardia Civil y sus GEAS apoyados por un helicóptero, patrullas locales, las embarcaciones ´Markab´ y ´Marta Mata´ de Salvamento Marítimo, el helicóptero ´Helimer 207´ más otro helicóptero del SAR.

El rescate del cuerpo

A primera hora de la mañana de ayer se reanudó la búsqueda con los mismos medios y efectivos. Sobre las 9.15 horas el helicóptero de la Guardia Civil localizó el cuerpo sin vida de José Luis, a unos 50 metros de dónde fue visto la noche anterior tratar de asirse a una roca.

Entonces se activó todo el protocolo para recuperar el cadáver y proceder a su levantamiento con la presencia del juez de Paz. La Guardia Civil estableció su centro operativo cerca del faro de la Mola. Desde allí, con los GEAS a bordo del helicóptero, se desplazaron hasta sa Punta Roja, descolgaron a los buceadores para recuperar el cuerpo, que fue trasladado a la base improvisada. Allí los operarios de la funeraria esperaban la llegada desde Ibiza del forense encargado de realizar la autopsia.

El detalle de solidaridad lo pusieron los gerentes del Hostal Illes Pitiüses, donde el Consell había reservado alojamiento al grupo de palistas, que no quisieron cobrar a la institución por hospedarlos.

Este grupo de amigos eran experimentados aficionados al kayak: varios de ellos ya habían realizado la vuelta a Formentera, a Ibiza y a Menorca. En esta ocasión salieron el pasado lunes de Ibiza para, pasando por Espalmador, remar hasta es Pujols, donde hicieron noche.

Aunque se les advirtió de que el martes por la tarde las condiciones del mar no eran recomendables para navegar a partir del faro de la Mola, siguieron adelante buscando una cala.