­La regresión de la pradera de posidonia situada en los fondos marinos comprendidos entre Punta Prima y s´Espalmador, en el Parque Natural de ses Salines de Eivissa y Formentera, ha sido espectacular en los últimos cuatro años y es «alarmante» por la rapidez con la que se ha producido. La pérdida real de pradera se sitúa en 0,59 kilómetros cuadrados, lo que representa entre el 16 por ciento y el 44 por ciento de la posidonia existente, según las zonas. Este solo dato ha hecho encender las alarmas sobre su estado de conservación pero se completa con el parámetro que mide la pérdida de su densidad, como síntoma de su mal estado de salud, que oscila entre el 72 por ciento y el cien por cien, en zonas donde antes mantenía una frondosidad saludable.

La investigación realizada por la consultoría ambiental marina Oceansnell, de Valencia, por encargo del centro de buceo Vellmarí de la Savina, señala que la pérdida de densidad de pradera de posidonia en condiciones «excelentes», es decir, cuando la cobertura de las plantas es mayor del 70 por ciento, ha sido «drástica». Justamente estas praderas ocupaban grandes extensiones de los fondos marinos del Parque Natural de ses Salines y su presencia y buen estado de conservación fueron determinantes para la declaración de Eivissa, Patrimonio de la Humanidad realizada por la Unesco en 1999.

El informe apunta que la superficie desaparecida de praderas «muy densas», comparada con su presencia en la cartografía de Lugar de Interés Comunitario (LIC) de 2008, en las tres zonas investigadas y literalmente peinadas es la siguiente: en la zona A, de es Caló de s´Oli, la reducción es del 72 por ciento; en la zona B, de ses Illetes, alcanza el cien por cien, al igual que en la zona C, en s´Espalmador-Es Trucadors. Estos datos no hacen referencia a la desaparición de la pradera sino a la disminución de su grado de cobertura, de su densidad.

Detrás de este estudio está el biólogo y director del citado centro de buceo Vellmarí, Manu San Félix, que ha invertido buena parte de su tiempo, junto con su equipo de profesionales, en investigar a lo largo de 2012 la situación de los fondos marinos, con inmersiones diarias para recoger datos e imágenes sobre los efectos de las anclas en los citados fondos. A estas alturas ya nadie cuestiona que la posidonia es un recurso natural de gran valor, capaz de capturar gran cantidad de CO2 y de liberar oxígeno. Por ese motivo su presencia resulta cuantificable, además de ser la garantía de la transparencia de las aguas de las Pitiüses y de la calidad de sus playas, contribuyendo a la fijación de la arena.

Si no hubiera posidonia, el color del mar sería ocre y turbio; las playas no tendría prácticamente arena y la diversidad y riqueza biológica de los fondos marinos sería muy inferior a la actual.

Pérdida real

En las tres zonas estudiadas, es Racó de s´Oli, ses Illetes y s´Espalmador-es Trucadors, la pérdida de pradera se sitúa en el 16,15 por ciento en la primera zona, en el 22,67 por ciento en la segunda y en el 44,02 por ciento en la última. Las tres áreas investigadas entre los cinco metros y los 20 metros de profundidad, son las que registran una mayor concentración de barcos fondeados en verano y suman, en total, una superficie de 3,5 kilómetros cuadrados.

El informe, que cuenta con el aval de Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), saca varias conclusiones. Por una parte considera que «la elevada presencia de mata muerta de esta planta marina y el descenso de la cobertura en las tres zonas de estudio es consecuencia directa del fondeo de embarcaciones sobre las praderas de posidonia». Esta afirmación se basa en la presencia de gran cantidad de marcas de garreo de anclas de embarcaciones, los bloques de pradera arrancados, la distribución en manchas y localización de las zonas de mata muerta, así como el elevado número de embarcaciones que fondean en estas zonas durante la época estival.

Los especialistas han localizado 209 marcas de garreo, las cuales presentan longitudes variables, «y se han detectado marcas continuas sobre pradera posidonia de hasta 344 metros de longitud». Se ha estimado que el impacto directo sobre la pradera producida por estas agresiones es de 10.626 metros cuadrados.

La comparación de la cartografía realizada en este estudio de 2012 con la del proyecto Life-posidonia de 2008, revela que se ha producido una significativa pérdida de extensión de pradera de 0,59 kilómetros cuadrados en las zonas de estudio.

Asimismo, los expertos consideran que el impacto del fondeo de embarcaciones sobre las praderas es «severo» debido a la gran extensión deteriorada, e «inasumible», teniendo en cuenta el estado de protección de la especie y de la ubicación en la que se localiza.

La recomendación que plantea el informe es «tomar medidas urgentes y eficaces para la regulación y control del fondeo de embarcaciones (de pequeña y gran eslora) en esta zona de la isla de Formentera, con el objetivo de conciliar el turismo náutico y la conservación de este ecosistema de gran diversidad biológica».

Manu San Félix, que redactó el informe para la Unesco sobre la posidonia que permitió la declaración de Patrimonio de la Humanidad, lleva desde entonces denunciando las agresiones que sufre la posidonia cada verano y de forma sistemática.

Cansado de repetir lo mismo cada año, de mostrar imágenes y filmaciones escalofriantes del impacto de las anclas en los fondos y debido a la falta de respuesta de las administraciones competentes, decidió, el pasado año, pasar a la acción con la realización de este informe que califica de «científico, objetivo y alejado de cualquier interpretación interesada, en uno u otro sentido».

El experto insiste en que para los buzos resulta evidente la agresión que sufre esta planta marina protegida e insiste en que se limita a «comunicar» lo que está pasando bajo el agua: «Algo que parece nadie quiere mirar a pesar de que hemos invitado a hacerlo a todas las autoridades», subraya.

Admite que el pasado año decidió dejar de «machacar», dando un margen a la Administración balear para que reaccionara, pero que ante la pasividad demostrada y tras remitir el informe a todas las organizaciones e instituciones implicadas, ha decidido también grabar un documental que verá la luz el año que viene en el que las imágenes hablan por sí solas.

La metodología

Para acometer la investigación San Félix recurrió a la empresa Oceansnell, que dirige el biólogo Vicente Tasso, y que dispone de un equipo de siete especialistas y de sónar de barrido lateral. Esta máquina ha proporcionado la información necesaria sobre la naturaleza, extensión y tipología de los fondos, así como la composición de su sustrato. En total ha realizado 21 transectos, que son los recorridos que hace el sónar bajo el agua, en las tres zonas de estudio, lo que representó una distancia recorrida de 27,73 kilómetros.

Para completar y cruzar los datos obtenidos también han realizado inspecciones mediante un dispositivo de televisión submarina georeferenciada, lo que ha permitido analizar 8,48 kilómetros lineales de pradera. Finalmente, los análisis de vídeo han permitido localizar comunidades biológicas, visualizar las marcas de garreo de embarcaciones y realizar una valoración «de forma cualitativa» del estado de conservación de la pradera de posidonia en las tres zonas de estudio.

Para Manu San Félix la intervención que requiere la zona es «prioritaria» al considerar que se ponen en riesgo las praderas de posidonia declaradas Patrimonio de la Humanidad. Aclaró que el único objetivo de esta investigación es «suministrar a la sociedad una radiografía precisa y científica de cómo están los fondos». Además avanzó que está preparando un artículo para revistas científicas de ámbito internacional.

San Félix insistió en que su labor es la de aportar datos «fehacientes, rigurosos y precisos». Incluso manifestó que «este estudio echa por tierra los datos facilitados por la conselleria de Medio Ambiente».

Mientras, el conseller del área, Gabriel Company, que visitó ayer Formentera, se limitó a responder a las preguntas de los periodistas: «Hago lo que puedo», y destacó los datos que ofrece su departamento al respecto y que difieren notablemente de las conclusiones del estudio científico.