Malos tiempos para la investigación. La tan recurrente crisis frustra proyectos universitarios que impulsan jóvenes investigadores, que a pesar de su trabajo, demostrada capacidad, voluntad e ilusión no logran vivir dignamente. Uno de los ejemplos es el que protagoniza el arqueólogo ibicenco Pau Sureda, que trabaja en el Laboratori d´Arqueologia de la Universitat Pompeu Fabra. Detrás de él hay un equipo de unas 12 personas, de la misma franja de edad e igualmente especializadas, todas voluntarias. El pasado año intervinieron en la excavación arqueológica del poblado prehistórico de es Cap de Barbaria II (entre el 1600 y el 850 antes de Cristo), una auténtica joya de la primigenia presencia humana en Formentera. Tras esa campaña se proponen, ahora, seguir con la segunda fase, lo que representa un presupuesto de unos 18.000 euros. El objetivo es fijar «lo más exactamente posible la cronología de los primeros pobladores», precisa Sureda. Para conseguirlo necesita prolongar el estudio de campo con la recogida de muestras durante un mes y además poder pagar los análisis de carbono 14 que permitirán reducir la franja de tiempo, de unos 800 años, en la que se estima se produjo la ocupación del citado espacio.

El Consell de Formentera se ha mostrado dispuesto a seguir colaborando en las mismas condiciones que el pasado año, sin embargo el director del proyecto asegura que no es suficiente y que es necesario más dinero para poder completar la investigación. Reconoce que gracias al apoyo del área de Cultura y Patrimonio del Consell, que cubrió su estancia y facilitó medios durante la primera fase de la excavación, el equipo logró profundizar en el conocimiento de las primeras comunidades.

Ahora, y con motivo de las terceras jornadas de estudios locales Joan Marí Cardona, Sureda abrió el pasado 18 de marzo el ciclo de conferencias que se prolonga a lo largo de esta semana con sesiones diarias, a las 20.30 horas, en la sala de actos de Cultura.

En su exposición explicó que lo que más llama la atención es la gran concentración que se da de restos prehistóricos en un área relativamente pequeña (es Cap de Barbaria) con 21 estructuras localizadas, de las que solo tres han sido excavadas, una de ellas es Cap II. En este enclave de gran valor arqueológico tras el sepulcro megalítico de Ca na Costa (2100-1800 antes de Cristo), han localizado una lasca de sílex y restos de pizarra, ambos minerales ajenos a la isla. Además de dos estructuras arqueológicas superpuestas, también han logrado determinar cómo estaba distribuida la estancia ocupada en la que destaca un hogar. También determinaron que gran parte de la dieta de sus moradores procedía del mar.