­El poblado prehistórico de es Cap de Barbaria II estuvo ocupado durante «un largo periodo de tiempo en el segundo milenio antes de nuestra era». La misión arqueológica de la Universitat Pompeu Fabra, desplazada en abril a este yacimiento, ha concluido que se superponen dos construcciones en una de las estancia principales que tiene forma de naveta. Es decir, que sobre la estructura original los primeros pobladores de Formentera reconstruyeron una segunda. Además, el equipo de 13 especialistas que intervinieron en esta campaña, localizaron un punto de combustión, es decir un horno que hasta ahora no había sido descubierto.

Entre las piezas recuperadas también destaca una lasca de sílex, material inexistente en la isla que correspondería a una hoz, lo que confirmaría el cultivo de cereales. Otro de los hallazgos son restos de bronce que deberán ser analizados más tarde para determinar la procedencia de los minerales de la aleación.

Carbono 14

Entre los restos orgánicos han encontrado, en otra de las zonas excavadas, numerosas conchas lo que confirmaría que este tipo de molusco formaba parte de la dieta de los primeros pobladores. También se han encontrado huesos de cabra y oveja que deberán ser analizados a través de la prueba del carbono 14, con lo que se podrá acotar el periodo de tiempo al que pertenecen. Justamente uno de los objetivos de la excavación radica en precisar el periodo de tiempo en el que el poblado estuvo ocupado, aunque para los investigadores queda claro que fue entre el 2000 y el 1000 antes de Cristo.

El coordinador de la excavación, Pau Sureda, que trabaja en su tesis doctoral como miembro del Laboratori d´Arqueologia de la Universistat Pompeu Fabra, que ha financiado la excavación con la colaboración de la conselleria insular de Cultura y Patrimonio de Formentera, se mostró satisfecho por el resultado del trabajo realizado a lo largo de la primera quincena del pasado mes de abril.

Sureda explicó que partían de la idea de que el sector del poblado estudiado consistía en una única planta de habitación en forma de naveta. Pero tras la campaña, concluyó: «Hemos documentado que existe una naveta que se reconstruyó sobre otra más antigua, es decir que tenemos dos bases totalmente identificadas que se superponen». Esta evidencia es «muy importante» ya que les ha permitido explicar «aspectos del funcionamiento de ese poblado y de la larga ocupación que tuvo en ese momento», dijo Sureda.