­Pierre Bayart presenta esta tarde, a las 20 horas en la biblioteca Marià Villangómez de Formentera, la edición en catalán (editorial Mediterrània) del libro ´El meridià blau´ que publicó en 2007, en francés, sobre la aventura científica que protagonizaron François Arago y Jean Baptiste Biot en Balears y especialmente en Formentera, a principios del siglo XIX. Estos dos científicos fueron los protagonistas de una serie de intrigas que en aquella época los relacionaron, de forma errónea, con el espionaje francés, justo antes de la Guerra de la Independencia.

El acto ha sido organizado por las bibliotecas de Formentera y será presentado por el historiador formenterense Santiago Colomar.

El autor ha sido el encargado de la traducción al catalán y ha contado con la supervisión final del asesor lingüístico del Consell de Formentera, Carles Torres. La obra es fruto de un largo trabajo de investigación que le llevó a escudriñar los archivos del Observatorio de París, además de recorrer los principales lugares que entre 1806 y 1808 recorrieron los citados científicos franceses. La misión consistía en realizar una prolongación del meridiano de París para fijar la medida de longitud del metro con el fin de establecer el actual sistema métrico. Bayart relata que, más allá de las medidas que realizaron en Valencia, Eivissa, Mallorca y Formentera, sus manuscritos también recogen el lado humano de la expedición, salpicada de curiosas anécdotas. Concretamente, señaló que los dos astrónomos eran bastante jóvenes cunado comenzaron su trabajo y quedaron especialmente fascinados por las costumbres y el recibimiento de los formenterenses. De hecho, en sus escritos aparece la primera descripción del ball pagés, cuando nadie había abordado este tema. Entre otros detalles también se fijan en la indumentaria que utilizaban tanto las mujeres como los hombres de principios del siglo XIX, así como en la familia que les acogió para realizar sus mediciones desde sa Talaiassa, la cota más alta de Formentera a 192 metros.

Pierre Bayart apunta que Biot y Arago describen también a la familia Mayans, que les alquiló dos habitaciones donde montaron su observatorio en la Mola.

Bayart apunta que a lo largo de su investigación lo que más le llamó la atención fue la forma en la que, en aquella época, se transmitía la información. Cuenta que cuando Biot y Arago se encontraban en Valencia, el gobierno de Godoy sacó un edicto que fue interpretado por la población como una declaración de guerra contra Francia, posteriormente desmentida. Biot se embarca entonces en Denia rumbo a Eivissa, sin conocer la proclama. La velocidad en la que se transmite esa información es la de los caballos de los mensajeros reales.