140 kilos de arroz, casi trescientos de carne, tres gigantes paelleras funcionando al unísono, la colaboración de muchos vecinos y una perfecta organización para cocinar, emplatar y repartir hacen que cada año, la noche del arròs de matances resulte un éxito y se convierta en la cita más multitudinaria de las fiestas, más incluso que el día grande que hoy se celebra. El pasado miércoles cerca de dos mil personas se acercaron a la plaza del pueblo para desgustar este arroz. «Por primera vez no pudimos contentar a todos porque se repartieron 1.500 platos de arroz y parece que no hubo suficiente. Nos ha dicho la policía que había cerca de dos mil personas en la plaza», se lamentaba Paco Pascual, presidente de la comisión de fiestas, quien a pesar de este pequeño imprevisto se mostraba muy contento con el resultado de la cena. «Es increíble, cada vez viene más gente y aunque parece complicado organizarse, hay mucha gente que colabora y así es más sencillo», aseguraba tras la cena. Para el postre, una furgoneta llena de de bunyols, que como es habitual volaron de las bandejas a la misma rapidez que la gente se ubica en las decenas de bancos que instala la comisión de fiestas para que se pueda cenar de una manera cómoda, sin aglomeraciones y en condiciones.

Los pajaritos

Tras la cena llegó el momento de la actuación musical a cargo, este año, de María Jesús y su acordeón. La intérprete, que se había dado a conocer en los años 80 con la canción de ´Los pajaritos´ (tema tocado hasta la saciedad en las fiestas de los pueblos de toda España y que incluso ha traspasado fronteras), no defraudó a la audiencia y como resaltaba al día siguiente Paco Pascual, «se supo ganar al público desde el primer momento, estuvo muy simpática y fue muy profesional, ya que su actuación duró casi tres horas», aseguraba Pascual, que recordaba que «hay otros grupos que cuestan más dinero que apenas están una hora y se van». Y así fue, María Jesús se subió al escenario pasadas las once de la noche, cantó e hizo sonar su acordeón hasta cerca de las dos de la mañana, ante el deleite de los vecinos que se entregaron al espectáculo y a los archiconocidos pasos que marcaba la cantante.