José Ramón Bauzá protagonizó ayer una de las pocas polémicas del domingo electoral español, marcado como nunca por la falta de tensión propia de unas encuestas muy decantadas. El presidente balear puso la pimienta cuando se salió del guión habitual del político en día de elecciones y pidió abiertamente el voto para el PP y Mariano Rajoy. Bauzá reclamó sin ambages «un gran aporte en votos para el Partido Popular y para quien va a ser el próximo presidente el Gobierno de España: Mariano Rajoy». «Necesitamos una gran diferencia, un gran apoyo masivo, precisamente para ese gran cambio que España necesita en este momento de gran crisis económica y social como jamás ha vivido la democracia española», insistió Bauzá.

La temperatura electoral subía a los pocos minutos. La primera reacción en los partidos era de extrañeza, toda vez que la Ley de Régimen Electoral prohíbe taxativamente en su artículo 53 pedir el voto y hacer propaganda política una vez que concluye la campaña, hecho que se produjo el viernes a medianoche. La indignación tomó forma en tres denuncias ante la Junta Electoral Central. Las firman el PSOE, la coalición de izquierda nacionalista PSM-IV-ExM y la formación Izquierda Unida, que en los tres casos esgrimen el incumplimiento del artículo 53 de la ley y subrayan las consecuencias que la propia legislación electoral recoge en su artículo 141 para quien haga propaganda en jornada de votación: pena de prisión de tres meses a un año o multa de seis a 24 meses.

Sobre el asunto deberá ahora resolver la Junta Electoral Central. De momento, en el PP justifican las palabras de su presidente. Se encargaba anoche de ello el coordinador de campaña y desde ayer diputado, Óscar Fidalgo: «El presidente no ha vulnerado precepto legal alguno, solo ha expresado un deseo». No lo veían igual en el PSOE. Su secretaria de organización, Rosamaría Alberdi, no se quería creer que las declaraciones de campaña se debieran a la ignorancia de la ley: «Nos preguntamos por qué el presidente somete a esta vergüenza a los baleares».