Oliver se encontró a su compañero de viaje tirado en la habitación del hotel. Una mujer intentó robarle después de invitarle a una copa.

Dejando a un lado este episodio, Oliver y su amigo se lo han pasado bien, aunque el primero confiesa que le asusta haber «perdido el control con la bebida» esta semana en la celebración sus treinta años.

—¿Por qué ha elegido Ibiza para sus vacaciones?

—Decidí pasar aquí mi treinta cumpleaños. Quería aprovechar que tengo un amigo que es guardaespaldas de los famosos que pasan por la isla y nos podía meter en la zona vip de algunas discotecas.

—¿Era la isla su primera opción?

—Sí. Pensé que sería una buena idea celebrar aquí mi cumpleaños ya que cae en verano.

—¿Día o noche?

—He intentado vivir ambas cosas. Esta semana hemos bebido muchísimo, casi no hemos comido, estábamos deshidratados y con falta de sueño… Ahora estoy alucinando, no sé si eres real o un sueño.

—¿Qué es lo más bestia que ha visto o que ha hecho?

—Lo más bestia le pasó a mi amigo cuando yo no estaba con él. Conoció a una chica muy maja con la que él pensaba que tendría suerte… Le pagó una copa y luego ella lo invitó a él. Después de haber bebido lo que ella le ofreció, empezó a sudar muchísimo. Ella se lo llevó a un lado de la carretera y le empezó a buscar lo que llevaba encima, los anillos y demás. Cuando se dio cuenta, él empezó a pedir ayuda pero un chaval que había por allí, un español, no se lo tomó en serio. Cuando lo vi más tarde, en la habitación del hotel, me di cuenta enseguida de que no estaba bien. Fue un gran susto. Por mi parte, creo que he perdido el control alguna vez, he bebido demasiado.

—¿Cómo les dirá a sus amigos que es Ibiza?

—Que es un lugar interesante.

—¿Qué es lo peor que le ha pasado en la isla?

—Lo que le pasó a mi amigo. Y también la hostilidad que existe, tanto por parte de los lugareños como de los ingleses de Sant Antoni. En nuestro hotel había un ligero fondo racista por parte de nuestros conciudadanos. Es triste que esto ocurra en los tiempos en los que vivimos. No me extraña que la gente local no soporte a los ingleses.

—¿Ha hecho algo que le daría vergüenza que vieran sus jefes?

—No.

—¿Qué le ha dejado con la boca abierta?

—El vodka [ríe]. No, no… Para decirte la verdad, ver la pueta de sol desde Sant Antoni. Era precioso.

—¿Qué le ha comprado a sus amigos y familiares?

—Nada.

—La visita más cultural…

—Aunque es lo que generalmente me interesa, este no era un viaje centrado en lo cultural.

—¿Ha probado platos típicos?

—¡Casi no hemos comido! Quería probar la tortilla española pero no tuve la ocasión. He comido comida rápida.

—¿A qué playas ha ido?

—A Platja d´en Bossa y a Caló des Moro.

—Lo más feo de Ibiza es...

—Las mujeres que intentan tocarte en el West End. Supongo que son prostitutas. Es asqueroso.

—Los precios son...

—Similares a Londres. Recuerdo que con la peseta, el cambio era mucho más favorable.

—¿Cómo ha influido la crisis en sus vacaciones?

—No ha influido.

—Y el servicio en los establecimientos...

—Muy lento.

—¿Hay demasiados turistas?

—Los normales para esta época.

—¿Volverá a visitar Ibiza?

—Sí, pero me gustaría que fuera en pareja para ir de excursión.