El mundial viste la ciudad de Ibiza. Las terrazas y las ventanas de las calles de Vila se han ido tiñendo de rojo y gualda a medida que la selección española ha ido avanzando durante este mes de competición. Decenas de escaparates y comercios aprovechan estos días la euforia que se vive entorno a la Roja para hacer su particular agosto en el mes de julio. Muchos aficionados salen a la calle y lucen orgullosos la camiseta de su selección. «El ambiente que se vive en el bar es de optimismo», explica el camarero español de origen indonesio, Armando Witjaksana. «Ha sido una bomba», comenta uno de los dueños de Can Friends Jacob Rondón. «La gente se vuelve loca», declara divertido mientras se anima a cantar la canción del verano: «Yo soy español».

En un restaurante cercano al puerto se vislumbra también el apoyo a la Roja en la cabeza de un simpático camarero de cartón piedra, ´Sebastián´, al que los dueños del establecimiento han colocado un llamativo sombrero rojo y amarillo. «Han intentado varias veces quitarle el gorro», explica la camarera barcelonesa Aina Costa con una sonrisa, aunque matiza que la gente «suele portarse muy bien». Por las callejuelas próximas al paseo de Vara de Rey estaban Cenón Chancay y a Carlos Bacusoy. Ambos son naturales de Ecuador pero llevan aproximadamente diez años en España y sienten los colores de su país de adopción como el que más. Ayer por la tarde, ambos estaban colocando una bandera española en la parte trasera de su vehículo mientras escuchan la canción ´Podemos´ que popularizó una cadena de televisión de ámbito nacional. «Esperamos que la selección gane mañana[por hoy] porque se lo merecen», explica.

En el puerto de Vila también se respira el ambiente del mundial de forma especial. En una tienda, han vestido a uno de los maniquís con la bandera española. En la parte inferior del escaparate del mismo comercio, se encuentra una mención especial al pulpo adivino Paul.