El Formentera derrotó ayer al Deportivo Aragón (2-1) y consiguió su objetivo único y prioritario: llegar a la última jornada con posibilidades de salvarse y conseguir la permanencia en una categoría en la que está jugando por primera vez en su historia. Es verdad que lo tiene complicado porque tiene perdido el golaveraje con sus cuatro rivales directos (Olot, Llagostera, Baleares y Saguntino). Pero también es cierto que si gana en el campo del Peralada tendrá serias opciones de mantenerse, puesto que es complicado que los otros cuatro clubes inmersos en el descenso a Tercera ganen sus respectivos partidos, especialmente porque se enfrentan a adverarios muy fuertes. Por ejemplo, el Olot recibe al Elche; el Llagostera juega en el campo del Hércules; el Baleares se mide en casa al Ebro y, por último, el Saguntino al Cornellà.

Todo está en el aire, pero lo que es indudable es que el Formentera tiene ahora más opciones de salvarse que antes de iniciarse la jornada, después de las derrotas de sus cuatro enemigos directos.

Si alguno de ellos vuelve a fallar y el Formentera vence al Peralada, la permanencia estará mucho más cerca.

El conjunto formenterés sufrió lo indecible para sumar los tres puntos de ayer (no ganaba en casa desde diciembre, pero lo consiguió y su triunfo le permite seguir soñando).

El choque fue muy complicado. Alguien pudo pensar que el descendido Deportivo Aragón vendría de excursión a la isla pitiusa, pero no fue así y durante varias fases del choque fue mejor que los formenterenses.

Los locales pudieron abrir el marcador en su primera llegada a la portería defendida por el jovencísimo meta Jagoba, pero Bruno no acertó en el remate y sigue sin estrenar el casillero de goles.

El Aragón quiso y tuvo el balón, pero se estrelló ante una buena defensa. El Formentera quería pero no podía, como tantas otras veces. Ayer, al menos, lo intentó y pudo adelantarse en el marcador si el balón de falta lanzado por Gori no se hubiera estrellado en el larguero en el minuto 44, pero al descansó se llegó sin goles. De lo que sí hubo fue ansiedad, nervios y precipitaciones.

En la segunda parte cambió el escenario enseguida. En el segundo minuto de la reanudación Gori resolvió un barullo dentro del área y subió el 1-0 al marcador. Los formenterenses se las prometían felices a partir de ese momento, pero no fue así y en la jugada siguiente el Aragón empató con un disparo del lateral Abel Moreno. Increíble pero cierto.

Había que volver a empezar y los isleños estuvieron por la labor, ya que en el minuto 52 Javi Rosa remató fuera por poco y en el 71 Ramón lanzó otro balón a la madera. Los nervios estaban a flor de piel y más cuando el delantero visitante Rubio desaprovechó un buen pase para adelantar a su equipo en el marcador en el minuto 72, sesenta segundos antes de que ellos también estrellaran un balón en el poste derecho de la portería defendida por Marcos.

Faltaba un cuarto de hora y el Formentera lo intentaba de todas las maneras posibles: por las bandas, por el centro, con jugadores de refresco y con toda la ilusión del mundo, pero el marcador no se movió hasta que el gran Juan Antonio remató un balón que le dejó de cabeza Quico. El goleador no perdonó y subió el importantísimo 2-1 al marcador.

Los aficionados se desgañitaron animando al equipo y llevándolo en volandas hasta el final de un partido en el que todo el mundo sufrió, pero también disfrutó. El Formentera no se rinde. Los rojinegros todavía no han dicho su última palabra, ya que mientras hay vida hay esperanza.