La exigencia dentro del mundo del fúbol para alcanzar y asegurarse cuanto antes los objetivos marcados por los clubes en Segunda B y Tercera División a comienzos de temporada es cada vez mayor. Al mismo tiempo, la paciencia y la confianza depositada en los proyectos que plantean sus entrenadores mengua a paso ligero, a medida que las competiciones van avanzando por derroteros que no son los deseados ni esperados cuando se acerca el final de la Liga.

Y una buena prueba de esto la encontramos en la presente campaña. De todos los entrenadores que iniciaron con la máxima ilusión la temporada en alguno de los representantes pitiusos en Segunda B y Tercera (Formentera, Peña, UD Ibiza y Sant Rafel) tan sólo uno de ellos sigue ocupando su banquillo. Dani Mori, técnico de la Peña Deportiva, puede ser considerado a día de hoy como el 'último mohicano' y el único superviviente de la criba que se ha producido en el resto de clubes.

Pese a ser el entrenador más cuestionado de todos ellos al inicio de la temporada cuando la Peña parecía hundida y desahauciada en la competición, Dani Mori no sólo ha sabido mantenerse firme contra viento y marea, sino que, desde el parón navideño, ha logrado junto a sus hombres insuflar en Santa Eulària un poco de esperanza en la posibilidad de lograr finalmente la salvación.

Destituciones sonadas

Destituciones sonadas

La temporada comenzó calentita con la sorprendente destitución de David Porras, entrenador de la UD Ibiza, tras perder en Can Misses en la jornada inaugural del campeonato liguero ante el Felanitx por 0-1. Tampoco duró Manel Benavente, que fue una solución interina. Su sustituto, Toni Amor, a pesar de clasificar matemáticamente al equipo ibicenco para jugar el play-off de ascenso a falta incluso de cuatro jornadas, se ha visto obligado a dejar el cargo este jueves debido a los malos resultados cosechados en las últimas jornadas y que le han impedido concluir en la primera posición de la clasificación.

También en Tercera División, Vicente Román, tras seis años dirigiendo al Sant Rafel, perdió la confianza de su directiva, puesto que, faltando tan sólo ocho jornadas de Liga, decidió apostar por Buti en un intento por hacer reaccionar a un plantel que sigue estando ahora mismo igual de amenazado que antes por el rieso del descenso.

En Segunda B, la cosa pintaba de otro modo hasta la llegada del parón navideño. A partir de ahí, los acontecimientos se desarrollaron de manera imparable hasta desembocar finalmente en la conocida y esperpéntica espantada que protagonizó en el Formentera el técnico Tito García Sanjuán. Con el equipo en plena crisis de resultados al inicio de la segunda vuelta, y pese a su buen papel en la Copa del Rey, el aragonés se quitó de en medio él solo para irse a entrenar bajo cuerda al CD Toledo como adjunto a la dirección deportiva. Su puesto lo ocupa desde febrero Juan Arsenal.