El rugby busca su lugar en la isla. Tras varios años de depresión luego de militar en categoría nacional, el Ibiza Club de Rugby está dando todos los pasos necesarios para formar cantera y promulgar los valores de una disciplina basada en la nobleza de sus participantes. Un deporte «de vida», como asegura el director deportivo y secretario de la entidad, Pablo Miguel Ruiz, que «integra» a todo tipo de personas, «sean altas, bajas, gordas o flacas».

El club que preside Alexandre Doury persigue sobrevivir sin tantos agobios y estrecheces como los que ha soportado en los últimos tiempos. Al cobijo del Ibiza Club de Rugby conviven alrededor de un centenar de jugadores: una treintena en el primer equipo, de categoría regional; otros tantos en la formación juvenil para chavales de entre 12 y 17 años, y en torno a 25 en el grupo de rugby escolar sin contacto, para niños y niñas de entre 5 y 12 años.

Pero no siempre han nutrido al club tantos jugadores. «El año pasado a estas alturas teníamos los jugadores justos (15) y ahora tenemos casi 30. Es muy importante tener una plantilla así porque después de cada partido tienes a tres o cuatro jugadores lesionados. Acostumbrados a sufrir y sufrir, este año está resultando positivo porque hemos arrancado con dos victorias», explica Ruiz antes del partido de Liga que enfrenta a los ibicencos con el Rugby Club Ponent.

Se trata de su tercer encuentro en la competición sénior autonómica, pero algunos equipos ya han disputado siete jornadas. «Empezamos tarde porque a principio de temporada no teníamos la subvención de los viajes, la gente trabajaba hasta finales de octubre y se postergaron los tres o cuatro primeros partidos», argumenta el responsable del club pitiuso, que admite las dificultades para mantener en el tiempo una plantilla amplia y competitiva: «Al ser un deporte minoritario siempre nos costó un poquito. Hemos tenido suerte de que haya venido gente joven, pero son casos aislados. No tenemos cambios en las categorías inferiores porque a los 17 o 18 años se van de la isla. Tenemos que luchar con eso». El primer equipo ha fichado dos nuevos jugadores pero no ha podido contratar a un nuevo técnico, ya que por motivos familiares ha declinado la propuesta.

Salida para los juveniles

A diferencia de pasados ejercicios, el Ibiza Club de Rugby cuenta este año con una suerte de filial del que echar mano cuando es necesario. Militan en una especie de selección en Mallorca denominada Babarian 15, donde jóvenes de diferentes clubes se juntan para competir en una liga de categorías inferiores y, al mismo tiempo, poder nutrir a los equipos sénior si lo necesitan. «Eso es bueno porque años atrás teníamos 14 jugadores y no podíamos presentar equipo. La pasada temporada no pudimos jugar la fase de ascenso por este motivo», recuerda.

«Lo fundamental es formar cantera», insiste Pablo Miguel Ruiz, que antepone la configuración de una base en el club ibicenco al ascenso de categoría con el primer equipo, a pesar de admitir que esta temporada pretenden finalizar entre los cuatro primeros -en una liga regional de nueve equipos- para disputar la fase de ascenso a División de Honor B.

Por medio de actividades de promoción con los centros escolares, el club hace «hincapié» en el rugby escolar y juvenil en un deporte que, según Ruiz, «es muy útil para la vida». No obstante, propone que los alumnos visiten las instalaciones de Can Misses «porque allí se les puede explicar en la práctica y con balones» cómo funciona esta disciplina, que también engancha a las chicas, tal y como subraya el director deportivo del Ibiza CR. No en vano, dos jugadoras juveniles de la entidad, Janice Ríos y Vanessa Neumann, son ya habituales en las convocatorias de la selección balear sub 18 femenina.

Los valores que transmite se condensan en una práctica sagrada al término de los partidos: el tercer tiempo. «En el campo nos golpeamos y nos decimos de todo, pero después los jugadores de ambos equipos nos vamos a comer juntos y a celebrar lo que nos une, que es el rugby», resume Ruiz, que espera que «la edad de oro» de este deporte en Ibiza «esté por venir».