La Peña Deportiva juvenil empezó la segunda vuelta de la Liga de División de Honor juvenil de fútbol igual que inició el campeonato el pasado mes de septiembre: perdiendo ante el Mallorca. En el estreno liguero cayó 2-0; ayer por 0-3 en Santa Eulària. Nada que objetar. El Mallorca es mejor equipo que la Peña y ambos marcadores reflejan claramente su superioridad, en todas las facetas.

Tras la derrota de ayer, los peñistas han dado un paso ya casi definitivo hacia el descenso porque como ha quedado demostrado, esta categoría le viene grande al modesto club santaeulaliense, que hace lo que puede y un poco más ante conjuntos de más entidad y calidad.

El encuentro de ayer fue un calco de otros que se han jugado en Santa Eulària: los juveniles entrenados por Raúl Casañ plantaron cara al rival, pero ante equipos de tanta entidad no basta con tener ganas y estar motivado. Hace falta algo más y la Peña no tiene mucho más de lo poco que buenamente ha ofrecido hasta ahora.

El Mallorca, que se sabía superior, dominó el choque de principio a fin. Fue el amo del balón y si no hizo más daño fue porque no estuvo fino en los últimos metros y porque los pitiusos tienen bajo los palos a un porterazo: Leo, que ayer volvió a salvar a su equipo de una goleada más amplia.

Los santaeulalienses aguantaron los embistes mallorquinistas durante los primeros 45 minutos, pero cuando estaba a punto de señalarse el final de la primera parte el colegiado pitó un discutido penalti por falta de Alberto dentro del área. Tòfol fue el encargado de transformar la pena máxima y poner el 0-1 en el marcador segundos antes de que se pitara el final de la primera mitad.

En la reanudación, todo siguió igual: dominio mallorquinista y sometimiento local. Sobre el terreno de juego había demasiadas diferencias y las mismas se plasmaron en el marcador en el minuto 75, cuando Munar resolvió una jugada en el área.

Este gol hundió a los peñistas. Moral y físicamente. El 0-2 fue una losa gigantesca, mientras el meta Leo se convertía una vez más en el mejor jugador de su equipo, evitando dos o tres goles más al detener o despejar varios remates de cerca y de lejos de los jugadores rojinegros.

Mientras tanto, el portero visitante Diego se limitó a despejar los pocos balones que llegaron a su área, siempre a pelota parada y con ventaja para él.

El 0-3 definitivo llegó en el minuto 84, cuando el gigante Víctor metió hábilmente el tercer y definitivo tanto.

Los últimos minutos sobraron. Los entrenadores aprovecharon para hacer cambios y dar descanso a varios futbolistas porque el pescado estaba todo vendido. Hacía rato.

La Peña Deportiva, con solamente cuatro puntos tras 16 partidos disputados, y a 13 puntos de la salvación, no quiere ni debe rendirse, pero la verdad es que parece imposible que pueda mantenerse. Y el próximo fin de semana el líder, Barcelona.