La ilusión fue el principal elemento que la Peña Deportiva puso ayer en juego en Santa Eulària ante el Castellón. La dispuso sobre el tapete con una gran dosis de esfuerzo y organización y estuvo muy cerca de llevarle hasta su objetivo. Los peñistas maniataron a los castellonenses, que deambularon por el campo faltos de ideas y repletos de miedos hasta que Fabiani, principal referencia de todos los balonazos, se revolvió desde el pico derecho del área en el minuto 74 y conectó un zurdazo que superó a un inmenso Torres. Un tanto que hundió la moral ibicenca y supuso la primera derrota del curso en casa y la eliminación de la fase de ascenso a Segunda B.

La formación que dirige Dani Mori salió convencida de un plan que ejecutó casi a la perfección. Una estrategia en la que faltó el principal elemento en una eliminatoria: el gol. Una carencia que acabó condenando a los peñistas ante la escuadra albinegra, menos fiera de lo que la pintaban de inicio pero a la que no han logrado meter un tanto en 180 minutos.

Saltaron los locales al césped con las principales novedades de Torres en la portería y Carlos Tomás en la medular. Y fue el guardameta quien tuvo el primer susto tras un mal pase de Clyde. Sin embargo, el centrocampista fue una auténtica pesadilla para los visitantes, incapaces de controlar el esférico ante su empuje.

El aire en contra de la portería de Torres metió en apuros a la Peña durante los primeros 10 minutos. Hasta que los ibicencos se desataron y comenzaron a presionar al Castellón, incapaz de poner sobre la mesa algo que no fuera un pelotazo largo a la cabeza o al pecho de Fabiani.

Los de Mori entraron como puñales por ambas bandas y por el centro aprovechando la polivalencia de David Camps. Una internada de Rafa metió el miedo en el cuerpo a los visitantes, pero su disparo se marchó alto (min. 15). Fue Pau Pomar quien estuvo más cerca de acertar, cuando obligó al meta Álvaro Campos a desviar el esférico al larguero (min. 17).

Entonces, entró en escena Torres, saliendo vencedor de un mano a mano con Pujol (min. 19) y al detener un saque de esquina directo y un nuevo disparo a placer de Pujol (min. 38).

La afición comenzó a gritar el trillado cántico «Sí, se puede». Y no era para menos, ya que la sensación general era que el equipo estaba en disposición de darle la vuelta a la eliminatoria cuando el trencilla indicó el camino de los vestuarios.

Y así siguió siendo durante toda la segunda parte, que arrancó con una acción muy protestada por el banquillo y la grada local al colegiado (min. 48). Winde cruzó en diagonal el área del Castellón, donde fue derribado por el meta Álvaro Campos. Sin embargo, Sergio Olivera señaló fuera de juego pese a que el rechace podía venir de un jugador castellonense.

Las acciones cerca del área de la formación de Kiko Ramírez se sucedieron, aunque no fueron lo suficientemente peligrosas como para alterar el plan establecido por el preparador. Y mucho menos cuando Fabiani resolvió la eliminatoria. El ariete lo hizo escorado y rodeado por varios defensores. Sin embargo, se revolvió y engatillo un disparo con la izquierda al que no pudo llegar el portero pitiuso (min. 75, 0-1).

La acción fue un auténtico mazazo para la moral de la Peña Deportiva, que quemó todas las naves para intentar morir con las botas puestas.

El paso de los minutos aumentó la tensión y no alteró el electrónico. Un pitido final tras varios minutos de añadido que dejó a la escuadra peñista un año más en Tercera División. Una temporada más en la que todavía perdurará, con rabia, aquel fatídico partido de Lorca.