A ses Fontanelles. Hasta ese puñado de rocas que se asoman al mar llega uno de los caminos más valorados por los amantes del senderismo y la bicicleta de montaña. O el trial. Las motos sin sillín recorren esta pista sin asfaltar cada mes de diciembre. Concretamente, 21 veces desde que un puñado de intrépidos arrancaron el motor de una prueba que, sin dejar de ser una gran reunión de amigos, se ha ido ganando respeto y prestigio en el panorama nacional e internacional de la escalada en motocicleta. En la combinación de ambos elementos habita la grandeza de los Dos Dies de Trial Isla de Ibiza; en actuaciones como la que firmó ayer Marcel Justribó (Beta), el espectáculo que no falla casi nunca.

Cualquiera podría pensar que Justribó, ilerdense de 35 años, podría venir a Ibiza sin presión competitiva. Para quien fuera campeón de Europa en 1995 -mucho ha cambiado el trial desde entonces- y de los Dos Dies en 2008, no hay concesiones amistosas, pese a que desde hace unas temporadas está retirado de la alta competición y centrado en los shows que ofrece de la mano de su socio Jordi Pascuet, otro exmundialista. Esta disciplina requiere brazos frescos y musculados. Juventud que no conozca el miedo. La historia de estos alpinistas motorizados ofrece ejemplos obvios: Jordi Tarrés ganó el último de sus siete mundiales con 29 años y Dougie Lampkin, también heptacampeón mundial outdoor, tenía 27 cuando se acabó su reinado.

Pese a acabar de cumplir esa edad, para Toni Bou la palabra ocaso parece aún lejos. Vencer a la genética será uno de los grandes alicientes del mundo del trial en las próximas campañas, junto con el morbo de ver si el de Piera, que tan buenos ratos ha dado a la afición ibicenca en las cinco ediciones del Campeonato de España que se han disputado en la isla, es capaz de sumar su octavo Mundial al aire libre en 2014. Pero, inevitablemente, incluso a un genio que atesora las 14 últimas coronas mundialistas (tiene otras siete bajo techo) se le hacen quinielas sobre su posible sucesor.

Uno de ellos, Arnau Farré i García (GasGas) corre estos días en Ibiza. Y Justribó, sin dejar de lado su habilidad al manillar, es su mentor, la gallina vieja que da consistencia a un caldo que se cuece en Lleida. Marcel es el Emilio Alzamora de este pequeño Marc Márquez llamado Arnau, que nació entre los manzanos de Vilanova de Segrià hace apenas tres lustros. Que el joven sea capaz de levantar lo que no pudo el viejo, que coincidió con una generación irrepetible de pilotos: Tarrés, Colomer, Lampkin, Fujinami, Cabestany, el primer Raga... Esa es la misión de Justribó, que se pasó toda la primera jornada de los Dos Dies de Trial aconsejando a su pupilo, quien ya ha alzado varios títulos estatales cadetes y juveniles.

Con 34 puntos, la victoria final, salvo que la suerte sea esquiva con el veterano trialero, parece patrimonio de Justribó. Por detrás, en el nivel negro, el intríngulis consiste en saber quién le acompañará en el podio. Una veintena de puntos por detrás (34 frente a 55) marcha Iván Peydro (Montesa), uno de los exponentes de la segunda línea de motoristas catalanes, la que da mérito a las exhibiciones inalcanzables de Raga o Bou. Y, justamente tras el del Motoclub Corbera, se sitúa con descaro Farré, 60 puntos de penalización (35 pasadas limpias por nueve fiascos) y ganas de dar un paso al frente en su progresión.

Juventud en el palmarés

Los últimos triunfadores en Sant Antoni (Benoit Dagnicourt y Jack Sheppard -que se queda sin participar en 2014 al no poder trasladarse a Ibiza a última hora-) también son nombres de futuro. Del hipotético porvenir post Bou que acabará llegando, igual que Valentino Rossi o Michael Schumacher, por citar a otros dos ases del motor, acabaron claudicando ante la savia nueva.

Hoy, la afición pitiusa (intensa y fiel) volverá a vibrar en las laderas húmedas de Cala Salada o entre los pinos del torrente de Can Frare con el aprendizaje de Farré. Pero, como los Dos Dies es una fiesta del pilotaje ante todo, también lo harán con actuaciones como la de Xicu Ramón, Brava, uno de los pioneros de la competición ibicenca. A sus 61 años, es el único ibicenco en liderar un nivel, el verde, donde se agrupan la mayoría de veteranos, de aquellos intrépidos que comenzaron a abrir gas (encabezados por Xicu Bufí) en motos como una preciosa Fantic roja que, apoyada en una piedra frente a las casetas de pescadores que se otean desde ses Fontanelles, observaba la actuación de los pilotos como si el tiempo fuera una ilusión. Tal cual que si ese paisaje lunar al que se asomaban algunos espectadores en llaüts se hubiera detenido en 1979, cuando la primera edición de los Dos Dies, pese a que las nuevas motos sean mucho más aerodinámicas.

Franceses, catalanes y mallorquines dominan el resto de las clasificaciones

La legión francesa, como llaman los organizadores del Motoclub Formentera i Eivissa a los muchísimos pilotos del país galo que se han enrolado en los Dos Dies, principalmente en el nivel amarillo, dio bastante que hablar en la primera jornada de competición. Tres pilotos del hexágono, Paul Rabaute (12 puntos), Bernard Delchevalerie (16) y Feraud Maya (19) encabezan el segmento amarillo y se han citado para jugarse hoy la victoria en los pasos más sencillos de los trazados por todo el norte de Sant Antoni

En la categoría azul es un catalán el que manda. Se llama Josep Díaz y viaja a lomos de una Beta. Con 24 puntos supera de momento a una de las promesas del trial balear, el mallorquín Jaume Rosselló (32). Les sigue, consiguiendo puestos de podio y a la espera de fallos ajenos, el catalán afincado en las Pitiusas Christian Ardèvol (que rueda con licencia del MFiE tanto en citas de enduro, su gran fuerte, como en pruebas de trial).

Por último, el nivel rojo tiene acento de Mallorca. Es Marc Horrach, el mejor piloto del archipiélago, quien comanda la clasificación. El mallorquín suma 41 penalizaciones y precede a sus paisanos Josep Seguí (73) y Tomàs Oliver (75 unidades). p. s. sant antoni