Pocas veces un punto en sa Pobla puede saber a tan poco como el conseguido ayer por parte de la Peña Deportiva. Ante un rival que acabó con nueve, sin entrenador -también expulsado- y desquiciado por el festival de tarjetas que sin ton ni son mostró el colegiado Gordillo Aguilar al cuadro azulgrana, los peñistas no pudieron o no supieron apuntillar a los locales, que mientras estuvieron en igualdad numérica once contra once, mostraron ante los de Mario Ormaechea que la clasificación que ostentan no se ajusta para nada con el fútbol que pueden exhibir.

En un encuentro de máxima igualdad, en el que la Peña apenas disparó en el primer tiempo entre los tres palos del marco de Molondro, el arranque del mismo no dejaba ni mucho menos buenas noticias al equipo visitante. En el minuto 11, un balón largo buscando a Fofi acabó con el capitán de la Peña frena do bruscamente. Se había roto. Cambio inmediato y primer contratiempo.

Pocos minutos después, en una acción fortuita, el que cayó fulminado fue Adrián Rosa. Con un profundo corte en la parte interior del labio -y sin posibilidad de darle puntos allí- jugó el resto del partido con una gasa en la boca y con fuertes dolores. Con todo, estuvo a un nivel formidable, siendo un muro para el juego aéreo local.

No hubo muchas ocasiones en el primer tramo. Todas firmadas por el Poblense. Alfonso, en el minuto 9, con la cabeza tras pase de Arnau, avisó a Javi Seral, que siguió el esférico con la mirada. Tres minutos después, el portero de los pitiusos se tuvo que aplicar más a fondo en su salida ante la presencia nuevamente del mimo prtatonista. Y para cerrar el escaso bagaje de opciones de gol de la primera parte, un balón rechazado en corto dentro del área de Seral fue voleado con violencia por Alfonso. El cancerbero de la Peña, en felina estirada, evitó lo peor para su equipo. Descanso con 0 a 0, en un partido competido, con más disputa que juego.

La segunda mitad arrancó con los mismos derroteros con los que había finalizado el primer acto. Pero Gordillo Aguilar empezó a mostrar sus cartas. Primero, con la expulsión de Saúl al minuto ocho.

La Peña quiso aprovechar esa superioridad numérica que se le presentaba y Paolo, al cuarto de hora, hizo lucirse dentro del área local a Molondro, que evitó el gol a potente disparo del camerunés.

Tres minutos después, nuevamente el colegiado quiso dejar bien claro quién mandaba sobre la cancha, enviando a la ducha a Martí Noceras. Las protestas siguieron, y tanto Molondro como Pese recibieron también sendas tarjetas de visita (amarillas, claro), del arbitro.

Control peñista

Desquiciados los mallorquines y con la obligación de defender el 0-0,el partido pasó a ser de la Peña Deportiva. Pero, del minuto 63 al 93, solo dos ocasiones más para los ibiencos. La primera, en el 28, pero a Borja Pando le faltó convencimiento para superar al cancerbero local, que salió tarde. Y menos ideas tuvo Cristian Cruz en el minuto 40, cuando tras desbordar por su banda a su defensor, se internó en el área y en lugar de probar fortuna con el disparo -se lo pedía Mario Ormaechea a gritos- optó por la peor solución, el pase hacia una nube de defensores azulgranas. El empate a cero no se movió.