De más a menos, frenado por un vendaval adverso en forma de nóminas impagadas, marchas de futbolistas y sanciones federativas, el Atlético Isleño ha caído en puestos de descenso por primera vez tras 33 jornadas disputadas en Tercera División. Seis partidos consecutivos sin conocer la victoria (la plantilla no saborea un triunfo desde el 2-1 que le metió al Santanyí el pasado 23 de febrero) meten en el pozo, al menos de forma temporal, a los de Can Misses. «Con todo lo que me está pasando, creo que estoy cogiendo en media temporada más experiencia que la que adquieren muchos entrenadores en diez años en la categoría». Buscando la ironía debajo de las piedras, así intentaba David Torres, entrenador de los atléticos tras la fulminante destitución de Antonio Asensio, ponerle al mal tiempo buena cara.

Sin duda, el debut en Tercera del expreparador del Sant Jordi de Liga Nacional juvenil no está siendo el soñado. El primero en reconocerlo es él, que no esconde su frustración por no haber podido sentarse todavía en el banquillo. Cada fin de semana tiene que ver el desempeño de sus efectivos desde el graderío: la directiva no ha solventado la deuda que mantiene con Asensio para hacer efectivo su despido, situación que conlleva multas semanales por parte de la Federación Balear y ´exilia´ a Torres a los asientos de cemento, quedando al mando de lo que pasa sobre el césped su segundo, Ibon Begoña.

Torres confía en la directiva

«Me consta que los directivos han trabajado para solucionar este problema, pero no entra el dinero que esperaban ingresar. No creo que hayan actuado de mala fe conmigo, pero, probablemente, si antes de coger el timón del primer equipo [hasta enero se encargaba de dirigir al Regional] alguien me hubiese dicho que esto pasaría, probablemente no hubiese aceptado el cargo», sostiene Torres.

Otro factor que agrava el estatus de Torres dentro de la entidad es no haber recibido un euro como pago por sus funciones, ya que el cuerpo técnico se está sacrificando para que la plantilla vaya lo más al día posible a la hora de cobrar las mensualidades que se les adeudan. «Pese a todo, es momento de apretar los dientes. De este barco no me voy a bajar en pleno final de temporada. Confío en salvar al equipo». Para cumplir este deseo, Torres tendrá que apretar el acelerador desde el próximo fin de semana, visitando sin los sancionados Javi Escandell, Tomás y Víctor al Son Ferrer, desahuciado colista con seis puntos. Ese debe ser el inicio de la remontada, ya que después visitarán Can Misses consecutivamente Ferriolense (rival directísimo) y el lanzado Sant Rafel.

No hay tiempo para especular: aunque están a solo dos puntos de la decimotercera plaza, seguramente bajen cinco equipos -el consumado descenso del Binissalem ya hará caer al decimoséptimo, por eso el Isleño está en zona crítica- a Regional, arrastrados por la mala campaña mallorquina en Segunda B.