Juanjo Serra se levantó ayer a las cuatro de la mañana, se subió a una zodiac y, mientras la noche menguante comenzaba a engullir la costa mallorquina y el litoral de la isla de Cabrera empezaba a intuirse, sumergió su mente en un mar de concentración. Cuando a las ocho su cuerpo se zambulló literalmente en las frías aguas que lamen las orillas del Parque Nacional, su cerebro y sus músculos empezaron a trabajar duro para cumplir un reto muy personal: acabar la Cabrera Open Water.

Siete horas y media después de aquel chapuzón a primera hora del día, el cuerpo de Serra emergió en sa Ràpita, punto de llegada de una prueba endurecida por el fuerte viento y el oleaje constante que tuvieron que soportar los nueve competidores del grupo élite. Dos de ellos, decidieron pasarse a la categoría más lenta, otro se retiró y Serra, al llegar a la salida lanzada a falta de tres kilómetros decidió luchar por la victoria. Tras dar caza a los dos primeros nadadores que abrieron fuego, el santaeulaliense braceó hacia la victoria. Al salir primero del agua, demostró que se puede ganar con casi 40 años. Mañana los cumplirá.