Gonzalo García volvió a nacer el pasado lunes. Este ibicenco de 37 años sufrió una parada cardiorrespiratoria mientras entrenaba con sus compañeros del Elecnor Sa Bodega de 2ªAutonómica en el Polideportivo Insular de Sa Blanca Dona. La intervención del resto de jugadores del equipo le salvó la vida. Ellos dieron la voz de alarma e impidieron que se ahogara al evitar que se tragara la lengua. Además, le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar hasta la llegada de un equipo médico que logró estabilizarle.

Casi 72 horas después del suceso, familia, compañeros y el propio Gonzalo se pueden congratular de que todo haya quedado en un susto. Al cierre de esta edición, el baloncestista ibicenco, un pívot de 185 centímetros de altura, se encontraba consciente y respiraba con normalidad en la UCI de Son Espases, según informaron fuentes del centro sanitario, que apuntaron que su evolución es «favorable». El jugador fue operado del corazón en la madrugada del lunes al martes después de ser trasladado al hospital mallorquín unas horas antes desde Can Misses.

Un viaje para salvar una vida que no habría podido realizarse de no ser por sus doce compañeros del Elecnor Sa Bodega. «Debían de ser las diez menos cuarto de la noche del lunes cuando, de repente, Gonzalo cayó al suelo mientras jugábamos un partidillo sin mucha intensidad. No se desplomó de golpe, pero se quedó semiconsciente en el suelo y empezó a tener convulsiones», explicó ayer un portavoz del club que estaba presente en el entrenamiento, «a un metro escaso» de Gonzalo.

En ese momento, los demás jugadores tuvieron la entereza y la sangre fría necesarias para reaccionar «de una manera automática», como señaló el portavoz. «Ninguno de los que estábamos allí tenemos grandes nociones de primeros auxilios, pero tres o cuatro nos colocamos alrededor de él. Uno le empezó a masajear la zona del corazón, otro le aguantó la nuca y yo impedía que se tragara la lengua. Nos guiábamos por lo que sabíamos de oídas», explicó.

Búsqueda de auxilio

Mientras tanto, el resto de compañeros salió de la pista en busca de auxilio. Algunos alertaron a Francisco, encargado del material del polideportivo, que dio aviso de la emergencia y acudió en ayuda de Gonzalo. Otros jugadores fueron en busca de los socorristas de la piscina de Es Raspallar, que también se acercaron rápidamente a Sa Blanca Dona con el desfibrilador de que dispone el complejo deportivo insular. Sin embargo, no fue necesario utilizarlo ya que Gonzalo ya estaba recibiendo atención de una dotación del Samu que se desplazó «en tiempo récord y utilizó su propio desfibrilador tres o cuatro veces». «No sé cuánto tiempo pasó entre que empezó todo y llegó la asistencia médica. Cada minuto se hizo eterno. Eso sí, tuvo que ser muy rápido porque a las 22.20 horas ya le habían trasladado al hospital», explicó la fuente del equipo de básquet.

De esta manera, la coordinada actuación de los compañeros resultó vital para que Gonzalo pueda contar algún día que todo quedó en un susto, como explica el portavoz: «En esos momentos estás en caliente. Después, en frío, cuando lo trasladan a Palma nos damos cuenta de lo que habría podido pasar. No nos sentimos héroes, ojalá no hubiéramos tenido que hacer nada. El masaje cardiaco debería ser asignatura obligada en todos los institutos».