El sevillano Titi, pichichi de la Regional con doce goles, no se relaja lo más mínimo en el campo pese a trabajar durante todo el año como camarero en el spa de un hotel de la pitiusa menor. Sus compañeros Armando (lateral izquierdo almeriense) y Adrián (mediocentro procedente de Jaén) doblan el espinazo como albañiles durante el húmedo invierno formenterense. Por su parte, el senegalés Winde (criado en las categorías inferiores del Sevilla) es uno de los encargados de limpiar las playas del paraíso.

Aplicados en sus labores, cuando saltan al terreno de juego con la camiseta del Formentera no bajan el pistón. A las órdenes de Miguel Ángel Ruiz, este conjunto de currantes domina con mano de hierro la Liga Regional: ocho partidos ganados en nueve jornadas, solo un empate cedido, 34 tantos a favor y solo tres en contra. Números que le convierten en el líder de la primera fase del fútbol insular, empatado a puntos con un Sant Jordi, convertido en su gemelo estadístico.

Montarse en la máquina del tiempo y retroceder un par de temporadas nos haría encontrarnos con un paisaje mucho más desolador. Ruiz, cordobés de 44 años y con un amplio pasado en el fútbol andaluz como jugador y preparador, aceptó la oferta de entrenar a un equipo desconocido en una pequeña isla desconocida.

Una isla desconocida

«Me sorprendió la propuesta que me hizo en su día Felip Portas (presidente del club). No conocía la isla, pero me llamó la atención la ambición por cambiar la historia de un equipo acostumbrado a quedar de los últimos en su división», confiesa el técnico. Al llegar al puerto de la Savina en el otoño de 2009, Ruiz se topó con una entidad «que no tenía suficientes jugadores, hundido en la tabla y que, incluso, llevaba a cuestas una sanción de menos tres puntos por alineación indebida».

Después de mancharse de grasa durante unos meses (el Formentera eludió el farolillo rojo aquella temporada), Ruiz consiguió encontrar las piezas perfectas para dotar a su bólido rojo de un motor decente para competir a nivel insular. Gracias a sus contactos en el balompié andaluz llegaron a la isla hombres que provenían de un nivel superior como el propio Winde («una bala desde que lo vi de cadete con el Sevilla») o, este curso, el portero Marcos Contreras («un fenómeno bajo palos desde que era canterano del Betis»).

No en vano, Ruiz entrenó durante diez años al Séneca cordobés, un club de formación que alardea de un amplio historial en División de Honor juvenil. «Esa categoría es la más cercana al profesionalismo», recuerda este ´califa´ formenterense que ha tirado de agenda para conjuntar un grupo que aspira a pelear por meterse en el play-off de Tercera por segundo año seguido.

La hinchada

Para ello, el míster reconoce el apoyo que da una afición –unas 300 personas van a ver los partidos que el equipo juega en el Municipal– «que ha ido creciendo en los últimos años y que hace sentir a los jugadores de fuera como si estuvieran en su casa».

Quizás porque los habitantes de la pitiusa menor se ven reflejados en una escuadra «que tiene al 50% de los jugadores de la cantera», según explica su técnico, que se dedicó a convencer durante el verano de 2010 a gente como Samuel, Damián, Sala o Facundo para que volvieran a interesarse por el balompié cuando ya lo habían dejado. Es la ilusión por subir a categoría nacional de Formentera, 83,24 km2 que respiran fútbol del bueno.

La cifra25 puntos. Bagaje del Formentera

El equipo rojillo ha conseguido el 92´5% de los puntos en juego.

Las clavesCANTERA

Con el satélite del Formentera Atlético ya en órbita, el club planea contar con un juvenil el próximo año. De momento, cadetes como Lucas, Álex, Hugo o Vicent podrían tener minutos con la primera plantilla.

RIVALES

El técnico formenterense ve al Sant Jordi como equipo a batir en la segunda fase de la competición, aunque no descarta al Portmany «por historia» y al Puig d´en Valls («por su fuerza física»).