Todo un ganador de la Vuelta a España, de infinidad de clásicas y de tres etapas en el Tour de Francia se pasea con tranquilidad por Sant Antoni. Alejandro Valverde (Las Lumbreras, Murcia, 25 de abril de 1980) se muestra relajado y afable dos días antes de afrontar la XI Vuelta a Ibiza en BTT, que le sirve para entrenar en estos duros meses alejado forzosamente de la competición por la UCI. Su caso es curioso: carga con una inhabilitación de dos años sin haber dado nunca positivo en un control.

—Cuando llegan las clásicas de abril y uno ha ganado dos veces la Lieja-Bastogne-Lieja, ¿cómo está el cuerpo al no poder correr?

—Con muchísimas ganas de poder hacerlo. La cosa está como está y hay que afrontarlo, el próximo año espero estar ahí e intentar ganar. Sigo todas las carreras que puedo por televisión, viendo también se aprende mucho. Hoy (por ayer) han estado corriendo la Flecha Valona y ha ganado Gilbert, que está muy fuerte.

—¿Qué hizo para que le sancionaran?

—No se sabe. Según ellos (la UCI), me sancionaron por tentativa de dopaje. Nunca por un positivo.

—¿Hay caza al ciclista español?

—No creo que exista una persecución, ni siquiera mala imagen. Es cierto que ha habido positivos en los últimos tiempos en nuestro país, pero también es verdad que el ciclismo pasa muchos más controles antidóping que otros deportes. Por eso hay más casos.

—Alberto Contador dio positivo y tras una serie de recursos ha vuelto a correr. Usted ha pasado todos los controles y no puede competir. ¿Le ha faltado el apoyo institucional y mediático que ha tenido el madrileño?

—No lo creo, para nada. Su caso está en proceso y por eso puede correr sin ningún problema. A mí me pasó lo mismo y, mientras tanto, competía. Todo está en el aire con él.

—No compite desde hace más de un año. ¿Qué es lo que más añora del pelotón profesional?

—El ambiente ciclista, el marcarte objetivos y el volver a ganar.

—¿Está pasando rápido la condena?

—Muy rápido, estoy aprovechando el tiempo para hacer otras cosas que antes no podía. Una de ellas es la de acudir a marchas cicloturistas como esta. En estos sitios es donde puedo sentir el calor y el apoyo de la gente. Puedo disfrutar y sentir el ciclismo en estado puro, disfrutar de pedalear con el aficionado.

—Cuando pueda volver a competir (enero de 2012) irá camino de los 32 años. ¿Le quedarán fuerzas?

—Yo creo que sí. Estoy entrenando muy bien, como si estuviera corriendo. Suelo salir por Murcia con algunos paisanos que son profesionales de mucho nivel, como Luis León Sánchez. Además, hay mucho contacto con el Movistar y José Manuel Echávarri y Eusebio Unzúe me animan para el día del retorno.

—¿Qué prueba tiene entre ceja y ceja para su vuelta?

—Hay dos que me quedan pendientes, que no quiere decir que se vayan a ganar. Una es el Tour de Francia, es muy difícil, pero me gustaría estar, al menos, en el podio. La otra es el Mundial, algo que sí que quiero ganar. He sido tres veces medallista, tengo toda la colección de podios. Se resiste, pero también se resistía la Vuelta a España y la gané en 2009.

—Entonces se quitó la fama de que no era un corredor apto para ganar una gran ronda...

—En una carrera de tres semanas tienes que tener la suerte de que no te salga un día malo y yo no la tuve por completo hasta esa Vuelta.

—Los ciclistas españoles de su generación ganan Tours, clásicas, contrarrelojean y hasta esprintan. ¿Qué ha cambiado en el pelotón nacional?

—Ahora hay que ser muy completo y destacar en todos los terrenos. Yo he tenido que aprender a dosificarme, a no disputar los sprints cuando estoy disputando una general.

—Parece que el aficionado ha vuelto a engancharse a este deporte...

—El ciclismo es muy bonito de ver y cada día es un deporte más internacional. Poco a poco, los patrocinadores van volviendo y salen más corredores. Cuando entreno, me cruzo con grupos de 40 o 50 aficionados. Eso da vida.

—Ya conoce Ibiza y la va a descubrir aún más con la Vuelta en BTT. ¿Es un buen sitio para que un profesional entrene?

—Yo creo que sí. En invierno apenas tienes días de frío y lluvia.Aunque falta un puerto largo, el terreno es muy rompepiernas y puedes mejorar la explosividad con tanto repecho, acumulando un gran desnivel. Además, Ibiza es perfecta para la BTT.

—¿Que la isla sea salida de la Vuelta suena a utopía?

—Sería muy especial. A finales de agosto, la isla todavía está en pleno apogeo turístico y sería bonito para la Vuelta empezar aquí. El desplazamiento no sería un problema. La siguiente etapa podría comenzar en Alicante y son poco más de dos horas de barco.

—¿Amigo o enemigo del pinganillo?—Estoy a favor. Da seguridad y no podemos volver 20 años atrás. Además, si veo la ocasión, ataco, me adelanto a lo que me digan (ríe).