A los diez años, Dora Córdoba (Ibiza, 11 de febrero de 1993) era una niña que cambiaba el atletismo por el kárate para seguir practicando deporte como actividad extraescolar. A punto de cumplir la mayoría de edad, esta adolescente pitiusa puede presumir de un título de campeona de España júnior –ganado en Santiago de Compostela el pasado diciembre– y se adentra en su etapa sénior sin miedo al futuro.

—¿Qué tenía el kárate para enganchar a una niña de diez años?

—Siempre he sido bastante ´guerrillera´, me he criado entre chicos. Cuando probé este deporte me di cuenta que me encantaba el combate. Desde muy pequeña quería practicar kumite, pero Fernando [Pérez], mi entrenador en el Samyd, sabía como frenarme.

—¿Y qué tiene el Samyd para sacar tantos jóvenes valores?

—La clave es que los entrenadores ponen el mismo interés en todos los karatecas, no hacen distinciones según el potencial de cada uno. Sin compañeros no eres nadie. Además, la ayuda de Cristina [Ferrer], Irene [Colomar] y Pedro [Román] se nota cuando vuelven a la isla. Siempre te enseñan alguna cosa nueva.

—Irene Colomar suele destacar que la psicología es más importante que el físico para ganar un combate...

—Pienso igual que ella. El ejemplo más claro lo tuve en el último Campeonato de España –fue oro en kumite júnior el pasado 18 de diciembre–, cuando competí infiltrada por unos problemas de tobillo. Además, la temporada no había sido buena por una pequeña compresión de espalda. Me preparé mentalmente, fui sin presión y tuve la suerte de poder ganar.

—Lástima que no pueda participar en el próximo Europeo júnior, que se disputará en Novisad (Serbia), por cumplir los 18 años el mismo día que empieza la competición.

—El reglamento dice que en la fecha en la que comienza el campeonato aún debes tener la edad válida para competir [17 años]. Miré el día que empezaba y me llevé un chasco al ver que coincidía con mi cumpleaños y que me convertía en sénior. Me fastidia, además, porque de haber participado en el Europeo no me hubieran exigido tanta nota para estudiar INEF.

—Entonces, su idea es combinar el kárate con los estudios, como hacen Ferrer y Colomar.

—Sí. Quiero salir fuera de Ibiza, a Barcelona o a Madrid, para poder seguir formándome y mejorando.

—¿Cree que el kárate ibicenco recibe suficientes ayudas si tenemos en cuenta el palmarés de sus deportistas?

—Sí que recibimos alguna ayuda, pero tenemos el gran problema de salir de la isla sí o sí para no estancarnos. Por eso necesitamos más subvenciones, es demasiado gasto para un Centro de Tecnificación tan pequeño como este.

—¿Ibiza es consciente de que tiene una medallista mundial como Irene Colomar y de que puede haber más en un futuro?

—Yo creo que no, seguimos siendo un deporte minoritario al que no se le da importancia y que ni siquiera es olímpico. Esperemos que cambie con el tiempo, pero si no nos echan una mano será difícil. Pese a todo, yo estoy convencida en seguir con este deporte y me daría muchísima pena dejarlo.