Los hermanos Gianfranco y Valentino Terzzoli entrenaban ayer con su equipo, el Atlético Jesús, con la duda de si este fin de semana podrán jugar en sus respectivos campeonatos. Ninguno de los dos entiende por qué ahora están en esta situación, cuando ambos llevan cinco años practicando su deporte favorito.

Llegaron a Eivissa hace casi ocho años desde Argentina, junto con sus padres, Mariana Ribeiro y Ángel Terzzoli. A pesar de no disponer del Número de Identificación para Extranjeros, son dos ibicencos más y están perfectamente integrados en la sociedad pitiusa. Sin embargo, una normativa internacional, que no entiende de sentimientos, se ha cruzado en su camino y les puede dejar sin su gran pasión. Hasta el fin de semana pasado ambos se pudieron vestir de corto y saltar al campo con sus compañeros. Sin embargo, esta jornada no saben si les dejarán hacerlo. En su club no se atreven a alinearlos para evitar posibles sanciones.

Valentino tiene sólo diez años y juega en el Jesús alevín, mientras que su hermano tiene quince y lo hace en el cadete. Ambos disfrutan del fútbol y en cada partido tratan de emular a su ídolo, el jugador del FC Barcelona Leo Messi, que es un auténtico ejemplo para los hermanos.

Su madre se mostró ayer indignada por lo que están viviendo sus hijos y aseguró que no llega a comprender por qué motivo alcanzan estos extremos: «No se entiende que no les permitan jugar por un papel. Es algo injusto», dijo Mariana.

La madre de los dos chicos también manifestó que si no se alcanza una solución los padres deberían «hacer frente común» como medida de presión porque sus hijos no se pueden quedar sin practicar fútbol de forma federada.

La madre de los Terzzoli señaló que no le ha querido dar muchas explicaciones a Valentino, el pequeño, porque él únicamente piensa «en jugar los fines de semana» y significaría un gran disgusto que no pudiera hacerlo. «Sólo quiere divertirse con sus compañeros de equipo, como ha hecho hasta ahora».

Gianfranco sí que opinó sobre todo lo que está sucendiendo y fue muy contundente: «El fútbol es de todos nosotros y juega todo el mundo. Esto no tiene explicación, no lo entiendo. Llevo cinco años jugando a este deporte y siempre federado. No veo por qué tiene que pasar todo esto».

Su deseo es claro: «Que se arregle este problema para todos los afectados, pero no sólo aquí, sino también los de otras comunidades que puedan estar pasando por lo mismo», afirmó. La intervención del Consell de Eivissa para solucionar el problema puede acabar con el mal trago de Gianfranco y Valentino.