«Sabía que tanto esfuerzo tenía que tener su fruto», asegura con decisión Carlos Tur Mongé (Ibiza, 1998), flamante campeón de España de 5 kilómetros marcha juvenil y del trofeo Espada Toledana. Que un atleta debe trabajar para conseguir sus objetivos es algo evidente, pero la palabra esfuerzo se concreta de forma asombrosa sobre los hombros del atleta del CA Pitiús, que promete ser el futuro de la marcha, una modalidad que ha dado grandes réditos al deporte pitiuso.

Tur prácticamente ha mamado sobre un tartán: «Estuve en una pista antes de nacer, con mis hermanos. Y la marcha es algo que me ha gustado desde siempre. Veía a Mario Avellaneda y pensaba: ´Yo tengo que ser así´», asegura, y apunta que no le presiona tener a un compañero del nivel de Marc Tur: «Para mí es un referente. Tengo la suerte de tener gente delante que me muestra el camino que debo seguir».

Su progenitor, Miquel Tur, secretario de la delegación pitiusa de atletismo, espera que los éxitos recientes sirvan de ejemplo para otros jóvenes. No en vano, es un marchador fino y cerebral, pero también un estudiante impecable.

«Es un tío muy metódico, tanto en los entrenamientos como académicamente. La idea a partir de ahora es seguir progresando y que vaya quemando etapas, que no quiera pasar el caballo delante del carro. Con la calidad que tiene debe llegar a la categoría promesa-sénior en plenas garantías de que podrá dar el 100%. Estas medallas son una anécdota en la carrera de un chico de su proyección», añade su entrenador, Toni Roig.

El marchador tiene muy claras sus preferencias, tanto dentro como fuera de la pista. Trata de encontrar tiempo para los estudios, los amigos y una pasión sin límites por los aviones. Gran parte de sus momentos de ocio los pasa sentado en un simulador de aviación que ha montado en casa y con el spotting por los alrededores del aeropuerto.

«En Ibiza no hay mucha variedad, pero voy cuando me entero de que llega un avión interesante, como el del jeque», explica Tur, que espera estudiar Ingeniería Aeronáutica cuando finalice el Bachillerato en la isla.

Sobrevolar el cielo es un sueño superior a cualquier gesta deportiva. Entre una medalla olímpica y un avión lo tiene claro: «Prefiero llegar a ser piloto -responde sin vacilar-. Es algo que siempre he llevado dentro».

El campeonato nacional del ibicenco, de 16 años, es como una bocanada de aire para una modalidad que está lejos de ser de masas. Pero también un mensaje positivo cuando parece instaurada la creencia de que la cultura del esfuerzo es algo ajeno a los más jóvenes. «Carlos es una persona que dedica el mismo tiempo al deporte y a los estudios. Es muy maduro y tiene claro desde hace años la carrera que quiere seguir. Esto es raro que suceda en chicos de su edad, lo que indica que es una persona con la cabeza muy bien estructurada», apunta Toni Roig, que afirma que deberá entrenar «muy fuerte para mantenerse arriba».

´La saga de los Tur´

«Seguir entre los mejores es el objetivo a partir de ahora. Seguro que me vigilarán más, pero es algo que no tiene que presionarme. A las competiciones hay que ir tranquilo porque sino los resultados no son los mismos», concluye Tur.

Es sorprendente la cantidad de buenos marchadores que ha producido la cantera de las Pitiusas. «La verdad es que hemos tenido pocos, pero muy buenos. La tradición comenzó con Mario Avellaneda y le siguieron Gregorio Ribas y Ángel Salazar», explica Roig.

El dato curioso de los últimos años es que un mismo apellido ha ido ligado a la marcha en Ibiza y Formentera. Marc, Eva y Carlos forman parte de una generación de jóvenes que bien merecería llamarse La saga de los Tur.