En los últimos años el tema de la vacunación está generando un profundo debate. Muchos niños no se vacunan, algunos por desconocimiento de sus padres, y otros por convicción al pensar que las vacunas son perjudiciales para la salud. Si un niño no está vacunado y contrae alguna enfermedad peligrosa no solo pondrá en riesgo su salud, sino también la de otros niños que aún no les haya tocado vacunarse o que, a pesar de haber sido vacunados, contraigan la enfermedad aunque en su versión más leve y menos peligrosa.

Lo cierto es que cada día son más los grupos antivacunación que consideran que las vacunas no sólo no son necesarias, sino que son perjudiciales. Pero según muchos expertos, vacunarse no es perjudicial, sino que salva vidas y previene enfermedades. Donde no cabe la discusión es en la conveniencia de administrar vacunas a los niños con el fin de protegerles de enfermedades muy peligrosas como la rubeóla, sarampión, paperas o varicela. Sin embargo, debido a esta falta de vacunación han vuelto a aparecer enfermedades ya erradicadas en los colegios.

Para una gran mayoría de médicos, el tema de la vacunación no es discutible "¿qué pasaría si todos dejaran de vacunar a sus hijos?". Desde este punto de vista todos los avances científicos a los que hemos llegados los perderíamos por el contagio. Por su lado, los grupos que se manifiestan en contran alegan diferentes razones como que por ejemplo "no sabemos de qué están hechas ni tampoco conocemos sus efectos secundarios. Esto no quiere decir que no existan o que no figuren en ningún lado, sino simplemente que no accedemos a ellos".

Ante este panorama antes de tomar ninguna decisión es fundamental consultar con tu médico de cabecera ya sea homeópata, naturópata o clínico en quien hayas depositado tu confianza, dado que la única forma que tenemos de actuar frente a esto es informándonos para poder elegir con responsabilidad y control, conscientes de los riesgos y los beneficios.