¿Qué ha supuesto para usted recibir el Premio Nadal?

Ha supuesto una promoción más intensa y una mayor visibilidad. A nivel emocional, mucha satisfacción, sobre todo en lo que concierne a alguien muy cercano, mi madre. Es la primera vez que la siento orgullosa de sí misma, de ser la madre de su hijo. Creo que ese es el verdadero premio.

¿Pensó alguna vez que recibiría este reconocimiento?

Imaginar es gratis y desear también. Cuando uno es escritor en este país, una de tus grandes metas es el Premio Nadal porque es el premio literario por excelencia. Otra cosa distinta es que lo imaginara posible. Durante mucho tiempo me parecía algo que no estaba a mi alcance. Después, a medida que mi carrera fue avanzando y fui ganando lectores y reconocimiento, pensé que sí podía existir esa posibilidad.

¿De qué tipo de amor habla en la novela por la que ha sido galardonado con el Premio Nadal?

Hablo de todos los prismas y las versiones del amor. Cuando uno ve la cubierta o lee el título de mi novela rápidamente piensa en una historia de amor como la de Cary Grant y Deborah Kerr y a mí me gusta jugar con eso. Esa es la puerta de entrada, pero yo en ningún momento pretendo hacer ese tipo de novelas románticas, lo que doy es totalmente lo contrario. El romántico es quizás el tipo de amor que menos me interesa a la hora de crear y a la hora de vivir también.

¿Qué amor le interesa entonces?

El que más me interesa y el que más me aporta es el amor amigo, porque es un amor elegido y muy comprometido. Además es un amor que da mucho espacio, muy respetuoso, muy libre, en el que no hay que pagar tantos peajes para conservarlo. Y luego me interesa muchísimo el amor de familia porque son relaciones que no eliges, te toca lo que toca, vives con lo que vives, tu hermano es tu hermano hasta el fin de los tiempos, así que tú verás lo que haces con él. Me gusta usar el amor de familia como laboratorio de muchas cosas a nivel emocional.

De 'Una madre' a 'Un amor', pasando por 'Un perro', ¿cómo han ido evolucionado esos personajes que se repiten: Amalia y sus hijos Fer, Emma y Silvia?

Han ido evolucionando con el ojo del que los lee. Hemos ido evolucionando todos a tiempo real y eso es lo que hace la experiencia tan peculiar y única, porque los lectores forman parte de esta familia, están dentro y van reencontrándose cada dos años con los protagonistas. No es un descubrimiento, es un reencuentro y eso también marca mucho.

Para los que no conozcan todavía esta trilogía ¿por qué libro sería mejor empezar?

Recomiendo empezar con 'Un amor' e ir hacia atrás. De esta forma se hace una lectura más psicoanalítica que permite descubrir qué hay detrás de los personajes, cómo llegaron a ser quienes son. Esto es lo que pasa cuando te enamoras de alguien, lo que tienes que empezar a hacer es descubrir quién es, cuál es su pasado y cómo se ha formado para llegar hasta ti de esa manera. A mí me gusta mucho hacer eso con la gente.

¿En quién se inspiran estos personajes?

En mi familia. Tengo una madre muy parecida a Amalia,unas hermanas muy similares a Emma y Silvia y Fer soy yo. A partir de ahí empiezo a trabajar, pero en los libros no sale nada que tenga que ver con nuestra realidad, sólo lo que se refiere a la estructura familiar, a la forma que tenemos de relacionarnos unos con otros.

¿Cómo reacciona su familia cuando se ve reflejada en sus libros?

Le encanta. Tanto es así que en 'Un amor' he hecho algo que no había hecho antes, dejarla participar. Sobre todo a mis hermanas, a mi madre no. Les he ido pasando trozos de la novela a medida que la escribía para que ellas modularan a sus personajes. La idea ha sido fantástica. Hemos disfrutado muchísimo la experiencia, ha sido algo muy participativo.

Siempre habla de la cara A y la cara B en sus personajes. ¿Qué representan?

La cara A es la que queremos ser, la que queremos vender, la B es la que somos, aquella que no compartimos casi con nadie, ni siquiera con nosotros mismos porque es la cara del caos que hay detrás. La cara B siempre acaba saliendo, afortunadamente, porque es la más interesante, la que da todas las claves de quién eres, de cómo eres, de lo que has hecho, de lo que te falta. Es tu ADN y es la que a mí me enamora de la gente, la cara que lleva la etiqueta 'vulnerabilidad'.

¿Pensaba que la familia de 'Una madre' le iba a dar para tres libros?

Nunca lo imaginé cuando estaba escribiendo 'Una madre'. Fue cuando terminé 'Un hijo', que sí concebí desde el principio como una trilogía, cuando me di cuenta de que sería totalmente habitado por los personajes de 'Una madre' y escribí 'Un perro'. Entonces pensé que no podía haber dos sin tres y surgió 'Un amor'. Ahora me doy cuenta de que, de hecho, ya no estoy escribiendo novelas sino que estoy creando las piezas de un rompecabezas y que, cuando estén todas colocadas, me van a enseñar un paisaje que ahora mismo desconozco y que tengo que descubrir. No sé cuántas novelas son necesarias para eso, pero no pueden quedarse en tres tampoco, me faltan piezas.

¿Tiene pensado ya cómo será la cuarta pieza?

Todavía no me lo he planteado. Sé que en mi subconsciente se está empezando a mover el barro, pero no sé qué saldrá. Todavía queda mucho. En junio me pongo a escribir la segunda parte de 'Un hijo', con lo cual vuelvo a esa otra familia que también he descubierto que es un universo.

¿Por qué la trama de las tres novelas se desarrolla en 24 horas?

Me muevo muy bien en los tiempos cortos. Los largos plazos me pierden. Necesito encerrar a los personajes en un periodo de tiempo muy determinado para que reaccionen rápido, eso es lo que me da a mí el ritmo de la novela, eso es lo que da la intensidad.

Llama la atención también la sencillez de sus títulos.

Un día descubrí que la poesía tenía que estar dentro, no fuera. Y que si había que ofrecer poesía fuera tenía que estar en el diseño de la cubierta, en la ilustración, en la imagen; no en los títulos.

¿Por qué empezó a escribir?

Porque sufría mucho, era un niño muy infeliz y necesitaba respuestas a cosas que no me atrevía a preguntar en mi vida real, sobre todo a nivel familiar, con lo cual empecé a inventar familias. Escribo sobre ellas desde muy pequeño. Mi forma de salir de mí era escribiendo y accediendo a otras realidades que no eran la mía. Empecé escribiendo cuentos, más bien redacciones. Desde muy pequeño había en mí una voz muy peculiar en la escritura.

¿Tiene algún escritor o escritora fetiche?

Acabo de descubrir una autora que me encanta y me pasa muy poco, sobre todo con escritoras españolas. He leído una novela de Aroa Moreno, 'La hija del comunista', que me tiene loco. Es un libro maravilloso con una voz excepcional.

¿Hay alguna lectura de juventud que le marcara?

'Bomarzo', del argentino Manuel Mujica Láinez. También me marcaron mucho los libros infantiles de Carmen Kurtz; 'Tiempo de Silencio', de Luis Martín-Santos, y 'Curial e Güelfa', una novela anónima medieval escrita en catalán.

Es ya la tercera vez que presenta en Ibiza un libro y la cuarta que visita la isla.

Me encanta ir a Ibiza, porque me gusta eso de visitar un sitio al que vas a hacer algo que poca gente va a hacer, porque ya sabemos que Ibiza tiene la imagen que tiene. Desde 'Una madre' siempre presento mis novelas en Ibiza, es como un acto revolucionario. Además, la respuesta en la isla es siempre muy buena, sé que voy a un territorio amigo, me relajo y lo disfruto mucho.

¿Le ha dado tiempo ya a visitar algunos de lo lugares que descubrió de pequeño con su madre?.

No he tenido tiempo todavía. Cuando he ido, ha sido por un día. He dedicado toda la mañana a entrevistas y la tarde a la presentación de mis libros.