Dicky Medow, Diki (Chicago 1940- Francia 2018), falleció el pasado domingo 6 de mayo en la casa de un amigo situada cerca de la localidad de Agen, en el departamento de Lot y Garone, Francia. Hasta allí llegó en el mes de marzo para recuperarse de una enfermedad cardiaca detectada hace un año y que le obligó a dejar su actividad como escultor.

Diki,como firmaba sus obras, llegó a Formentera en 1967, en pleno movimiento hippie, y representaba al último hippie 'auténtico', si es que lo hubo en alguna ocasión. Desde que llegó a la isla no cambió su forma austera de vida, relacionada con la naturaleza de la que disfrutaba en paz en una casa de es Cap de Barbaria, sin luz eléctrica ni agua corriente.

Allí montó su espacio creativo, de donde salió el grueso de su obra. En esa casa vivió durante más de 46 años en las mismas condiciones en las que la alquiló en 1972, cuando estableció su residencia definitiva.

Pero antes de conectar con el movimiento hippie, Dicky se dedicó a la peluquería: «Era estilista del Club Playboy de Chicago y de todos los garitos de putas», declaraba en una entrevista realizada por este periódico en 2002.

Sin embargo, cuando conducía coches deportivos por las calles de Chicago y era uno de los alumnos aventajados de Vidal Sassoon, con todo el glamour del momento, apareció el movimiento hippie, que le llevó a Ibiza primero y luego, a Formentera, para cambiar, de la noche a la mañana, su forma de entender el mundo y la vida. Renunció entonces a todo lo que la sociedad de consumo le podía ofrecer como uno de los jóvenes estilistas más prometedores del momento.

En 1967 llegó a Formentera junto a centenares de hippies norteamericanos. Unos huían de la guerra de Vietnam y otros buscaban sus paraísos artificiales edulcorados con el consumo de drogas y de relaciones sexuales libres. Entonces descubrió la Fonda Pepe y su ambiente. Un año más tarde, siguiendo la estela de muchos de su generación, realizó la ruta mística que le llevó a Nepal. Después de esa experiencia regresó a Formentera, donde finalmente se estableció.

Desde entonces ha vivido de sus esculturas. Su casa de es Cap de Barbaria quizá sea el último reducto de un espacio de residencia y arte. Hubo una época en la que incluso cortaba el pelo a sus amigos en el exterior, para no perder la habilidad de esas manos que luego transformó en herramientas para crear obras de arte.

En esa entrevista de hace 16 años en Diario de Ibiza, Medow definía su arte como «muy primitivo y näif» para desvelar que «nunca parte de una idea preconcebida sino que dejo libertad a la materia para que se exprese».

Pero lo que siempre le distinguió fue su humildad y su absoluta indiferencia ante la popularidad. Dicky quería y vivió tranquilo y libre.