Sábado, 10.30 de la mañana, 23 grados de temperatura pesar de estar en noviembre y Sant Carles empieza a despertar poco a poco. La localidad celebra su día grande.

Todos los vecinos han ayudado con la preparación de la programación y promoción de las actividades, que aumenta cada año, pero el accidente del joven de 24 años de Santa Eulària, que falleció el jueves por la tarde cuando circulaba con su moto por la carretera de Sant Carles, ensombrece la jornada. Los vecinos y todos los que se han acercado al pueblo comentan en voz baja lo ocurrido. «No sé cuantas muertes tiene que haber en esa carretera para que, quien tenga que hacer algo, lo haga», comenta Maria Jaume, que ha acudido a las fiestas junto a su marido. «Yo no frecuento mucho esa carretera, pero se me quitan las ganas de ir», añade.

Ambos han acudido al pueblo por las fiestas, no son vecinos de Sant Carles, y aseguran que no han venido por la carretera a la que llaman «el triángulo de las Bermudas», porque la gente «entra, pero no sale de ella». Prefieren dar un rodeo antes que pasar por allí. «Yo no tengo más remedio que circular por la carretera», explica una vecina de Sant Carles en respuesta al comentario de Maria Jaume. «Trabajo en Eivissa y es la manera más rápida de bajar y no puedo permitirme perder el tiempo. Pero si pudiera, haría lo mismo que ella», añade.

Asevera que los vecinos del pueblo llevan mucho tiempo quejándose de esa carretera, en la que ya ha habido tres muertes en lo que va de año, pero asegura que nadie hace nada. «No sé qué tiene que pasar para que algo cambie», añade una mujer que se dirige a la misa para, más tarde, acompañar a la procesión. «Es una situación muy complicada porque aquí nos conocemos todos, todos tenemos a alguien que sabe de alguien que ha muerto en la carretera. Y esto seguirá pasando mientras nadie haga nada. Yo rezo para que el próximo no sea un allegado, porque, muy a mi pesar, habrá un próximo, como siempre», añade mientras camina hacia la misa solemne de las 11.

Antigüedades sobre ruedas

Pero, aunque este incidente se haya llevado parte de las conversaciones en los corrillos, el pueblo no ha olvidado que está de fiesta y a las 10.45 horas ya está casi todo preparado para iniciar la exposición de motos y coches antiguos. Se han dado cita esa mañana modelos de todo tipo, como un Peugeot 202 del año 1939, en muy buenas condiciones para haber vivido la postguerra española y la Segunda Guerra Mundial. Un Mercedes 250 SL automático, un Mustang Ford GT, un Citroën de 1954, algún Volkswagen, un Alfa Romeo, un Porsche, un Chrysler y algunos descapotables completan la muestra. Muchos curiosos se fotografían junto al modelo que más les llama la atención.

Muchas motos antiguas se exponen también en una calle cercana a la iglesia donde los curiosos pueden acercarse y ver varias Ducati, Guzzi y Chang Jiang.

Son las once menos cinco, la misa va a dar comienzo y las colles de ball pagès llegan a la iglesia acompañadas del sonido de las castañuelas que los hombres bailarines hacen sonar, van acompañados del grupo de folclore invitado La Besana de San Vicente de Alcántara, de Badajoz.