De la mano del maestro alfarero Toni Marí Ribas, Frígoles, Inés Ventos Soler-Cabot ha escrito un libro, aún inédito, sobre la cerámica en Ibiza que abarca todos sus ámbitos, desde la construcción y la casa pagesa hasta el relacionado con los festejos, los souvenirs o la cocina. No queda un solo rincón relacionado con la alfarería y el barro que Ventos no haya escudriñado en esta obra, que presentó al pasado Premi 8 d'Agost, que quedó declarado desierto.

La barcelonesa, abogada que en la actualidad no ejerce, empezó a escribirlo en 2010, poco después de llegar a Ibiza: «Había comenzado a estudiar un poco de alfarería y cerámica en Madrid. Aquí conocí a Cati Verdera, que me puso en contacto con alfareros de la isla». Entre ellos Toni Frígoles, el maestro que más influencia ejerció en ella y cuya presencia es omnipresente en el libro: «Empecé a trabajar con Frígoles, a aprender cómo trabajaba, y al final me enseñó tantas cosas que le pregunté si quería que hiciéramos un libro». El resultado es «la investigación de cinco años desordenados».

Ahí empezó todo: «De la mano del maestro entré en contacto con otras personas y con una forma de vivir que puso ante mis ojos el testimonio de otra Ibiza: la isla del campo, la desconocida isla rural; una manera de hacer que hoy se reivindica por todas partes, a través de palabras como sostenibilidad o ecología y que, incomprensiblemente, tendemos a olvidar», señala la autora en su obra.

Para Ventos, trabajar manualmente con la arcilla es muy agradecido: «Ya me gustaba de pequeña, en el colegio. Pero para mí es, por ahora, un hobby porque no me puedo dedicar plenamente a la alfarería».

La estructura, para cuya confección ha contado con la ayuda de una correctora de estilo y de Elena Jiménez, restauradora del Museo Arqueológico de Ibiza, es singular: profundiza en los gremios y asociaciones de la isla dedicados a la alfarería, así como en sus relaciones laborales; detalla cómo era la casa tradicional del campo, de la que desgrana y explica detalladamente cada una de sus secciones; dedica un capítulo a la materia prima, cómo se extraía, transportaba, trataba y manipulaba por los maestros alfareros, además de especificar las fábricas de la isla, como los talleres de Can Planes, Can Clavos, Can Negre o Can Coves; e incluso repasa las herramientas que se empleaban tradicionalmente.

Ventos considera que este libro «es una manera de restaurar el pasado». La cerámica, a su juicio, «goza de buena salud en Eivissa». Es, comenta, «un oficio muy bonito y gratificante» que confía en que «nunca se pierda».