Armin Heinemann se embarcó hace once años en una gesta casi quijotesca: crear un Festival de Ópera en Ibiza. Él y un pequeño equipo muy coexionado han conseguido construir de cero algunas de las óperas más representativas del repertorio, trabajando desde la escenografía a la dirección escénica, pasando por la creación de una orquesta ex profeso u organizar el traslado y las estancias de músicos e intérpretes en la isla. A punto de cumplir 75 años y con muchos otros proyectos en mente, Armin Heinemann acaba de anunciar que este año será la última edición del festival.

«Para terminar he escogido 'Falstaff', una de las óperas más brillantes y divertidas de Giuseppe Verdi , que se podrá ver los días 11, 13, 15 y 17 de septiembre en el Palacio de Congresos de Santa Eulària», relata Heinemann.

«Han sido once años muy bueno y quería terminar bien, con energía, porque hemos ido creciendo y mejorando año a año. Prefiero que termine con el listón alto este año», reflexiona el director creativo. Se siente feliz de haber sido capaz de sacar adelante los montajes durante una década, sobre todo porque «muchas personas han descubierto la ópera a través de estas representaciones, es como una semilla que ha germinado en muchos que antes no conocían la ópera. Creo que hemos abierto una puerta nueva en muchas personas y esa era la idea», añade Heinemann.

«No he tenido tiempo de establecer un relevo, para eso hubiese necesitado 10 años más, pero es cierto que la idea está ahí y que a partir de ahora es una cuestión política que continúe o no un festival operístico en Ibiza», apunta Heinemann sobre la posibilidad de que funcione sin él.

Broche de oro

Las instituciones apoyan un año más la celebración de este festival, que comenzó en las tablas de Can Ventosa y después siguió en las del Palacio de Congresos de Santa Eulària, donde se han celebrado la mayoría de montajes y donde terminará este año. Incluso hubo una parada en el Centre Cultural de Jesús para celebrar su inauguración con 'Carmen'.

Durante estos años el público ibicenco ha podido disfrutar de los rompedores y siempre interesantes montajes de Heinemann de 'La Traviata', 'Rigoletto', 'El señor Bruschino', 'La bohème', 'La Flauta Mágica', 'Don Giovanni', 'Tosca', 'La Cenicienta', 'Carmen' y 'El murciélago' y 'Madama Butterfly'.

La obra de despedida es 'Falstaff' «una genialidad de Verdi, llena de humor e ironía», que está sacando a la luz toda la creatividad de Heinemann y de su equipo, en el que juega un papel esencial su colaborador Stuart Rudnick. «Voy a basarme, igual que lo hizo Verdi, en el teatro universal de Shakespeare para que sean los espectadores los que analicen y entiendan el mensaje por sí mismos», asegura el director.

Así, se trata de una comedia lírica en tres actos con libreto de Arrigo Boito, a partir de las obras 'The Merry Wives of Windsor', traducida como 'Las alegres comadres de Windsor' y del drama histórico 'Henry IV', ambas escritas por Shakespeare.

«Falstaff es una persona autócrata, que actúa según su naturaleza, su estado natural como 'hombre', como 'ser natural'. Por ello, todo lo que las personas construyen como leyes, reglas, casas o posesiones no le interesa», explica Heinemann sobre este personaje.

Su actitud provoca la reacción de las comadres de Windsor, «que declaran la guerra a este 'macho' y lo ponen en ridículo de todas las formas imaginables. Es un texto muy inteligente e interesante».

Al director le interesa mucho este personaje «que representa en buena parte lo políticamente incorrecto y el precio que se paga por ir en contra de las convenciones sociales. Hacer lo que uno quiere hacer en contra de la sociedad es muy difícil», dice el promotor de la ópera, que está «contentísimo y agradecido que haber encontrado precisamente al 'Falstaff' como última obra del festival.