Nacido en Mieres, en 1947, cumple medio siglo de carrera con una etapa de intensa actividad. Tras publicar sus memorias, 'Antes de que sea tarde', el cantautor ha celebrado, junto a Serrat, Miguel Ríos y Ana Belén, el vigésimo aniversario de la exitosa gira 'El gusto es nuestro', que viajará a Hispanoamérica en el 2017.

- Al final, ¿el gusto de quién es, del público o de ustedes?

- Nosotros disfrutamos muchísimo de este reencuentro y con la llegada de quienes escucharon hablar de esto hace veinte años y han decidido sumarse a la celebración.

- Los demás le reconocen como el impulsor de estas actividades€

- Yo me veo más como el convocador, y luego ya cada uno tira de sí mismo y se sitúa allí donde quiere estar. No hay nada mejor que tener un proyecto en mente, explicarlo a los implicados y ver cómo lo agrandan y lo mejoran.

- ¿Más fácil ahora?

- Muchísimo más. Entonces utilizábamos el fax para todo. Ahora mucha gente no sabe ni qué es.

- Tienen cada uno un repertorio impresionante por separado€

- Es que eso es lo más importante para un artista, lo que hace que perdures, y tenemos canciones para rotos y para descosidos. Ahora estamos testando cómo han resistido los materiales. Y ahí están. Cuando Ana canta Sólo le pido a Dios, antes mirábamos a otros lugares, y ahora Siria está ahí.

- Además de la música, ¿qué le divierte?

- A mí ahora lo que más me divierte es la bulla. Lo de ser abuelo es lo que más entretenido me tiene. Mirarlos, verlos jugar. Me gusta mucho.

- ¿Les pone música a los nietos?

- No€ Eso ya lo hacen sus padres.

- ¿Con qué le molesta perder el tiempo?

- Con el tema de la piratería. He dado tanto la brasa; lo he explicado hasta la saciedad, y la gente la sigue justificando porque "es muy caro todo y por eso me lo bajo gratis", que es una forma como otra cualquiera de apropiarse de lo ajeno. El mensaje no cala. Me agota, me parece estéril seguir insistiendo.

- ¿No tiene arreglo, pues?

- En su momento pensé que al tener que pagar por el fútbol habría problemas y una cosa haría que se entendiera la otra, pero no es así. Ese deporte, la música, las películas son actividades placenteras, que gustan, que entretienen, pero no hay problema para pagar por unas y no pagar por otras.

- ¿Qué le enfada?

- Que me digan que me van a bajar el IVA de la cultura cada vez que se acercan elecciones. La mentira pertinaz me cabrea mucho; esa sensación de que te están tomando el pelo constantemente. Cada vez que veo a los de siempre mintiendo descaradamente, me pregunto por quién me toman. Pero no hay manera. Les siguen comprando el producto.

- Y si se enfada, ¿cómo se le pasa?

- Es que no se me pasa, se me acumula.

- ¿No se le van las penas cantando?

- A ver, al final del túnel siempre está la música. Que puedas hacer una canción sobre tu abuelo y se eche a llorar al escucharla un señor a 14.000 kilómetros de distancia. Ese es su gran poder. Para mí, cantar es el pasado y el futuro. No sé hacer otra cosa.