El próximo domingo 11 de diciembre se cumplirán 40 años del suicidio en Ibiza de Elmyr de Hory, un nombre que ha pasado a la historia como uno de los más grandes falsificadores de arte. Esta fecha no podía pasar desapercibida para José Luis Branger, coleccionista de arte que atesora varias decenas de obras de Elmyr, pero solo aquellas que el húngaro firmó con su propio nombre, no con el de los maestros que ´imitó´ en cuadros que, al parecer, cuelgan en salas de museos públicos y privados y en paredes de no pocas colecciones.

Branger ha seleccionado para la exposición, que abre sus puertas hoy a las 20 horas en el Club Diario de Ibiza, una treintena de obras que se podrán disfrutar hasta el 23 de diciembre. «El aniversario de su muerte coincidirá con la exposición de su obra, que es el mejor homenaje que se le puede hacer», explicaba ayer Branger durante el montaje de la muestra. También avanza que el día 22 en el mismo Club Diario de Ibiza se estrenará el documental ´Elmyr de Hory en el acantilado´ de Jaume Vinyas (Dipso Films), rodado en parte en Ibiza, y que cuenta con la presencia y el testimonio impagable de Mark Forgy, heredero de Elmyr de Hory, que vivió con él sus últimos años en Ibiza.

«Ni un solo cuadro en esta exposición tiene la firma de Modigliani, Dufy o de Picasso. Mi colección está precisamente especializada en eso, en obras de Elmyr firmadas por Elmyr. Siempre quiso triunfar con su firma, pero nunca lo logró», relata Branger, venezolano afincado en Ibiza desde 1974.

En la exposición destaca especialmente una colección de litografías que Elmyr realizó ´a la manera de´ y que se reunieron en una carpeta que incluso cuenta con un texto introductorio de Howard Sackler, escritor y guionista ganador del Pulizter y coescritor de ´Tiburón´, que falleció en Santa Eulària. En ellas -como en muchas de las obras que componen la muestra- se aprecia perfectamente la maestría de Elmyr de Hory para emular a grandes firmas como Modigliani, Cézanne o Léger, entre otros.

La exposición cuenta con otras curiosidades que fascinarán a los seguidores de Elmyr de Hory, como las piezas que él creó sin imitar a ningún maestro. La última obra adquirida por Branger es precisamente un arlequín ´original´ que compró hace unos seis meses. «Le envié una fotografía a Mark Forgy [el coleccionista y el heredero se han hecho grandes amigos] y se quedó fascinando. Me dijo que no solo estaba presente cuando lo pintó sino que él es el modelo, el que posó para el cuadro», asevera. «Me dijo que se sentía como si fuese un hijo pródigo que ha vuelto», destaca.

Las historias de Elmyr de Hory siguen fascinando después de 40 años de su muerte. A Branger le brillan los ojos cuando recuerda alguna de ellas. «Hubo un famoso pintor en Hungría, Philip de Lázlo, que era el retratista oficial de los aristócratas del país. Elmyr, empeñado en demostrar sus orígenes de alta cuna, no dudó en copiar un cuadro de este pintor en el que aparecen dos niños para, haciéndolo pasar por verdadero, asegurar que eran él y su hermano posando para el gran maestro. ¡Solo para hacer ver que tenía un origen aristocrático!», relata Branger como asombrado todavía de los trucos de pura picaresca que empleó D´Hory a lo largo de toda su vida. También relata cómo le vendió a la actriz Zsa Zsa Gabor dos obras falsificadas por 5.000 dólares «Ella está a punto de cumplir 100 años, es una de las personas de más edad que conocieron a Elmyr y que continúan vivas», relata Branger.

Ayer el coleccionista todavía no sabía si iba a tener espacio suficiente para colgar en la sala del Club Diario otras curiosidades como los certificados de autenticidad de las obras que cuelgan en la exposición, algunas certificadas por el propio Mark Forgy, que actualmente vive en Minnesota (EEUU) rodeado de obras del famoso falsificador.

Falsificaciones del falsificador

Para rizar el rizo, el coleccionista asegura que tiene que andar con pies de plomo para continuar con sus adquisiciones, ya que en el mercado hay muchos elmyrs que no lo son, es decir, que el famoso falsificador se ha convertido a su vez en objetivo también de otros falsificadores que firman con su nombre cuadros ´a la manera de´ y que hay que saber detectar. Ahí Mark Forgy cuenta con un importante papel, ya que fue testigo directo del trabajo del artista y sabe qué puede ser suyo y qué obras no lo son.

La pregunta que surge de inmediato es porqué Branger se interesó en adquirir la obra de Elmyr de Hory. La respuesta tiene mucha miga.

Este coleccionista recibió como herencia un cuadro de Julio Romero de Torres que en su día no se vendió en una subasta en Sotheby´s. Lo llevó a analizar a la Universidad Politécnica de Barcelona para poder venderlo en las mejores condiciones pero, al estudiar los pigmentos, los expertos descubrieron que era falso. Esto provocó un enorme impacto en Branger que no se podía creer que ese cuadro fuese una copia y eso le hizo interesarse en las falsificaciones y, cómo no, llegó a Elmyr de Hory. «Me dije: Yo ahora me voy a dedicar a lo falso», revela.

Así, hace cuatro años compró su primera obra, una litografía ´a la manera de´ Léger firmada por Elmyr.

Además, Branger y D´Hory llegaron a conocerse en Ibiza antes del suicidio del artista en el 76. «Mantuvimos una brevísima conversación en francés por la calle. Yo por entonces vivía entre Ibiza y París, una ciudad que me fascinaba, y me sorprendió que Elmyr, que también había vivido en París, hubiese decidido trasladarse a Ibiza. Él me dio su razón: ´Es una cuestión de luz´», recuerda conmovido. No llegaron a intimar más porque Branger estaba entonces más interesado en las fiestas de Pachá, que acababa de abrir y era lo más de lo más, que en las fiestas en La Falaise, la casa de d´Hory.

En la exposición hay dos obras que no son de Elmyr de Hory: una de David Walsh acompañado de una fotografía con el falsificador en su casa de Dalt Vila por la que Branger ha tenido que pagar unos cientos de euros y otra de Fernando Madurga, uno de los primeros artistas que expusieron en la galería que el falsificador abrió en Dalt Vila.

La inauguración de la exposición contará hoy con un cátering de El Naranjo «a la altura del personaje que inspira esta muestra», destaca Branger, divertido e ilusionado por la acogida del público.