Neil Kerman (Nueva York, 1958) no es un pintor al uso. Profesionalmente lleva exponiendo dos meses -cuando fue descubierto por un galerista- pero acumula muchos años dedicados a la pintura y a ayudar a personas mayores a través del arte.

Dueño de una residencia de ancianos en Nueva York, en la que el color es el protagonista y en la que sus obras decoran los pasillos, realiza terapias alternativas para los residentes a través de talleres de pintura y actividades artísticas, especialmente con los enfermos de alzhéimer.

Este artista expone en Ibiza algunas de sus obras en la galería de Marta Torres hasta el 29 de agosto. Pinturas de expresionismo abstracto basadas en su experiencia con enfermos de alzhéimer.

- Probablemente sea uno de los pocos pintores que está utilizando el arte como terapia alternativa para tratar a pacientes en residencias. ¿Puede contar un poco más acerca de este proyecto?

- No es necesariamente tratarlos, es darles diferentes maneras de llegar a su mente, de ver qué está pasando. Pero yo no soy su médico. He estado en residencias 44 años y siempre he pintado. Hace un par de años, cuando compré una residencia, las paredes estaban vacías así que decidí hacer una pintura de 13,5 metros de largo y a los pacientes les gustó el trabajo. He visto enfermos de alzhéimer tocar los cuadros cuando recorrían el pasillo, así que pensé que igual entendían los colores y les traía algún recuerdo a su memoria. Entonces creé una serie de programas para los pacientes de alzhéimer. No podemos saber lo que está pasando en su mente así que decidí explorar con diferentes áreas del color: saber si pueden mezclar colores o identificar el verde con el césped, por ejemplo. Analizamos qué colores suelen elegir los pacientes de alzhéimer: algunos pintan siempre con el mismo color, otros van variando y en otros casos no obtenemos respuesta.

- ¿Por qué eligió a personas con alzhéimer para la terapia?

- El alzhéimer es una enfermedad muy característica, en cada persona se puede manifestar de diferentes maneras. Intentamos usar la pintura y el color como motor para intentar recuperar recuerdos. Tuve una experiencia muy interesante con mi padre. Él tuvo alzhéimer y dejó de tenerlo por un tiempo gracias a la medicación. Me dijo que entendía todo lo que decía, pero que si le hacía una pregunta como ‘¿cuál es tu nombre?’, él sabía que tenía que decir David pero salía otro nombre de su boca. Me contaba que se frustraba cuando le hacía preguntas pero que era capaz de oír y entender lo que decían. Esta experiencia la usé con los pacientes de la residencia e incorporé este hecho en mis pinturas.

- Entonces fue la experiencia de su padre la que le llevó a usar la pintura para mejorar la situación de los enfermos de alzhéimer.

- Fue uno de los desencadenantes. Siempre he pintado con los enfermos, he hecho programas creativos. Siempre me ha gustado la pintura y la creatividad pero ese acontecimiento fue lo que me dio el impulso para trabajar con enfermos de alzhéimer.

- ¿Solo hace estas terapias con personas con alzhéimer?

- No, las hago con todas las personas en la residencia, con cualquiera que esté activo y tenga ganas de pintar. A veces les doy un lienzo y les dejo pintar. A veces echo pintura blanca y roja en una bolsa de plástico y les dejo que los mezclen con las manos y que vean cómo se transforma en color rosa. A las personas que tienen una incapacidad y no pueden usar sus manos, les ayudo a usar otras técnicas, como hacer uso de una esponja.

- ¿Ha visto un avance en los pacientes con los que ha puesto en práctica estas técnicas?

- No me gusta usar la palabra avance, porque para nosotros avance podría ser mover la mano si alguien no puede. Sí que hemos tenido muy buenas respuestas a la terapia, pero todo depende del nivel en el que se encuentren. Hay gente que está muy metida en su estado mental, pero eso no significa que no vaya a trabajar con ellos. Quiero darles lo mismo que al resto de pacientes. Por otro lado los años en la residencia me han ayudado; al mismo tiempo que aumentaba mi experiencia, lo hacía mi comprensión por lo que ocurre en la mente de estas personas.

- ¿Y su carrera como pintor cuándo empezó?

- Mi carrera como pintor podría decirse que empezó hace seis semanas. Tengo un estudio en el edificio donde vivo y al otro lado de la calle hay dos galerías donde cuelgo mis cuadros, y aunque llevo pintando varios años nunca había enseñado mis cuadros aparte de en esas galerías. Hace un mes y medio alguien fue a verlos y le encantaron. Llamó a un galerista en Nueva York que fue quien contactó con alguien de París que estaba mostrando sus creaciones en Marbella. Así vine a La Feria del Arte de Marbella hace un mes. Podría decirse que es mi comienzo oficial como pintor.

- Desde ese momento ha recorrido varias ciudades españolas exhibiendo sus pinturas.

- Sí. He estado en Madrid, Barcelona y Marbella. También he expuesto en Nueva York, el próximo mes voy a Londres y en octubre llevan las obras a París.

- ¿Qué siente ahora que se ha convertido en un pintor que hace exposiciones por varios países?

- Es gracioso porque lo estaba hablando ayer mientras tomaba algo. No me siento diferente, aunque me encanta que a la gente le gusten mis obras. Fue curioso porque en Marbella escribieron un artículo sobre mí y alguien vino y me pidió un autógrafo. Eso fue como: '¡Madre mía, estoy en lo alto!' [Risas]. Lo que me parece excitante son todos los lugares que estoy conociendo y lo mucho que estoy viajando.

- Sus cuadros están repletos de movimiento y colores vibrantes, ¿cómo los definiría?

- Es muy interesante porque tengo diferentes colecciones. La colección que presenté en Marbella, y que presento aquí, está hecha con rejillas. Represento la mente, que tiene diferentes electrones, simulados con el entramado de la rejilla. A esto me he dedicado últimamente. Pero normalmente mis trabajos son muy coloridos. Utilizo brochas, esponjas, mis manos, todo lo que encuentro en tiendas. Pinto sobre todo en acrílico, que es importante para las personas mayores ya que no tiene químicos ni olores.

- ¿Qué quiere transmitir con ellos?

- Hay una diferencia entre lo que quiero transmitir y lo que transmito. Con ellos me gustaría que se transmitiera la energía de los colores que salen de las pinturas. El modo en el que yo lo transmito depende de mi estado de ánimo. Puede que empiece a pintar con colores oscuros, pero al día siguiente me encuentro más contento y añado colores más vivos o más claros.

- Durante estos años, ¿considera que su trabajo ha ido cambiando o evolucionado?

- He evolucionado. Primero porque empecé pintando en lienzos pequeños y ahora me gusta hacerlo en unos de gran tamaño. Además experimento todo el tiempo. Ahora me encanta pintar en exteriores.

- Algunas de sus obras están ahora expuestas en la galería de Marta Torres, ¿Qué se puede ver allí?

- La obra que estoy presentando en España está basada en lo que he experimentado con los pacientes de alzhéimer y en cómo su mente funciona. De hecho una enfermera se me acercó en Marbella y, mientras miraba a la pintura, me dijo: ‘Me recuerda al alzhéimer de mi madre’. Y eso fue espectacular porque me di cuenta que llega a la gente. La gente estaba fascinada con este concepto y he ido trabajando más con las rejillas. Cuando empecé a hacer esas pinturas las hacía en tonos tierra pero ahora estoy empezando a hacerlos en colores más vivos.

- ¿Cómo ha llegado a exponer en Ibiza?

- Escribieron un artículo cuando estaba en Marbella y a través de él me llamaron para venir. Es mi primera vez en la isla y me gustaría quedarme más tiempo para ver lo bonita que es, pero he llegado hoy desde Nueva York y mañana me voy a Londres. Eso sí, esta noche iré a cenar al puerto para verlo.