El colegio Guillem de Montgrí de Sant Antoni se convirtió ayer en un gran laboratorio de Ciencias donde los alumnos mayores, de 5º y 6º de Primaria, ejercieron de expertos científicos, con bata blanca incluida, para los demás cursos.

Lucas Van Hees, Javier González y Sergio Rico, tres de estos científicos, explicaban ayer en el taller ´La magia del hielo seco´, cómo se crea este peculiar material que se emplea por ejemplo en la cocina moderna. Utilizaron para ello varias pastillas de hielo que crearon ellos mismos con una bombona de dióxido de carbono líquido que baja a una temperatura de -78ºC en contacto con el aire. Los más pequeños comprobaron entusiasmados que no se mojaban las manos al tocar el vapor que salía de las probetas donde los mayores habían introducido agua y después el hielo seco. También crearon pompas de jabón rellenas de este elemento que al explotar creaban un efecto de niebla misteriosa. «¡Parece un volcán!», exclamaba uno de los aprendices mientras otro alumno pedía si podía explotar él mismo la pompa.

Los quince talleres, en los que se hicieron hasta 50 experimentos diferentes, forman parte del Día de la Ciencia, que se celebra en el centro por tercer año consecutivo.

Prácticamente en cada esquina del colegio se encontraba una mesa llena de materiales para hacer experimentos. Talleres sobre máquinas de vapor, de gelificación, de arenas movedizas, de presión y fuerza del aire, de arte y ciencia con colores, de decantación, de curiosidades de la ciencia, sobre la fuerza de la gravedad, la destilación, los mensajes secretos y la electricidad estática fueron las propuestas de la jornada.

Sabina Díaz y Alba Riera, ambas de 6º, condujeron el taller de ´Presión y la fuerza del aire´, para el que emplearon un secador y una pelota de corcho. Los niños y niñas más pequeños comprobaron que es posible mantener la bolita volando a una altura constante gracias al empuje del aire que sale del secador y la presión que ejerce el aire que lo rodea.

Cerca de este taller estaba el de ´Arte y ciencia con colores´, en el que los alumnos pudieron experimentar con sus propios rotuladores.

Introdujeron papeles pintados en líquidos diferentes, como agua con sal y agua con alcohol, para comprobar en cuál se desteñía más el color.

Este taller lo comandaron Nuria Torrico, Rocío Prudencio, Laura Cárdenas y Rubén Pareja, alumnos de 6º que guiaron y ayudaron a los más pequeños.

«Les encanta esta actividad, que además hacemos a final de curso, lo que para ellos es una fiesta. Ya no están de exámenes», valoraba ayer Javier Rey, director del centro, que explicaba que mediante los experimentos los alumnos asimilan «de una manera mucho más clara» conceptos como la electricidad estática, la decantación o la destilación, que pueden parecer difíciles de entender sobre el papel.

La profesora Mar Bauzà añadía por su parte que los alumnos «agradecen mucho este tipo de actividades» porque «tenerlos dentro del aula ya cuesta a final de curso». «Además es una manera de que todo el colegio se relacione entre sí, porque están desde los pequeñitos hasta 6º. Nos pasamos toda la mañana pasando de un taller a otro, de un experimento a otro, y se lo pasan pipa», aplaudía.

El punto fuerte de los experimentos fue, además, que en su mayoría se podían hacer con materiales muy comunes.