Ainhoa Rebolledo ha escrito un largo mensaje de agradecimiento a los jefes que la despidieron. Tiene 220 páginas, se titula ´Gornú´ y tiene un mapa-bomba en su portada. Un libro que convierte a Barcelona en un campo de batalla post holocausto laboral, a España en una nación gobernada por gurús y a sus (escasos) trabajadores en una legión de zombies que se pelean por sueldos de 300 euros al mes. Puede que les suene ligeramente familiar.

- ¿Es ´Gornú´ el libro del paro de toda una generación, la de los treintañeros con carrera, idiomas y talento condenados a ser ´VIRCOS´, (Vírgenes de Cotización) como dice en su libro?

- En ´Gornú´ aparecen VIRCOS de medio pelo que en absoluto están sobrecualificados como todos esos hijos de familias enriquecidas con la burbuja inmobiliaria que explotó en 2008. No sé si el libro refleja el malestar de una generación entera, lo dudo, pero sí que transcribe lo mal que lo pasó la gente que conozco. Recopilé muchas historias personales y las ´desescribí´.

- ¿Por qué ha elegido ´Gornú´ como nombre de esta especie de Reino del Terror en forma ´guerras del paro´?

- Cuando me quedé sin trabajo, contacté con orientadores laborales que me enseñaron a usar eufemismos: estar en paro era una ´circunstancia´ y buscar trabajo, un ´tránsito´. Me gustó esa idea y decidí seguir disimulando, así que en vez de ponerme a buscar trabajo, empecé a ir todas las mañanas a una biblioteca a teclear.

- Quejarse de tener mucho trabajo o de que no te gusta tu trabajo es casi pecado mortal. Usted en el libro dice que ´hay que renunciar a ser feliz en el trabajo´. ¿Tener trabajo puede ser casi tan malo como no tenerlo?

- Mientras tengas algo de dinero en la cuenta, siempre es mejor estar sin trabajo que estar desbordado: salir de la oficina después de las once de la noche (algo que hace mucha gente) es insoportable. De hecho, la gente que trabaja a ese ritmo no lo soporta. Ahí es cuando aparecen las benzodiazepinas y acabas tomando pastillas para despertarte, dormirte y mantenerte vivo.

- Su protagonista dice: ´Estar en paro es como estar en la cárcel, que en teoría es para rehabilitarte pero en la práctica te hace más salvaje´. ¿Cree que los sistemas de gestión del desempleo como el ´HIMEN´, del que habla su novela, deberían cambiar su operativa, servir para algo?

- De hecho, esa frase sobre el paro la dijo mi amigo Víctor en cuanto encontró trabajo. Bueno, claro que se podrían mejorar los sistemas públicos de búsqueda de empleo. Debería ser algo más que fichar cada tres meses, como demostrando que sigues con vida, para poder cobrar. Las prestaciones deberían ser más altas, debería haber un mayor abanico de cursos y/o rutas de reinserción, claro que se deberían cambiar las cosas.

- El empleo de su protagonista con el ´Señor Que Me Acaricia El Muslo Mientras Le Digo Cosas Bonitas´ es una buena metáfora del colmo de la precariedad laboral. A veces uno no tiene claro qué es peor, si la empresa que ofrece un puesto de 300 euros al mes o los trabajadores que se presentan para ocuparlo en lugar de quemar contenedores para protestar€

- Sí, se dan casos de revistas de tendencias que no dejan de denunciar casos de precariedad laboral, cuyos redactores teclean esos artículos desde la propia oficina bajo contrato de falso autónomo o desde su casa por dos duros la pieza. Por cierto, ¿se sigue entendiendo la expresión ´por dos duros´? Llevamos ya muchos años con el euro, deberíamos ponerle un mote a las moneditas de 1 y 2 céntimos, creo.

- ¿El libro tiene algo de alegato contra toda esa filosofía de cupcake de Mr. Wonderful?

- Todas esas frases están vacías: te dicen que todo va a salir bien, pero no te explican qué tienes que hacer para conseguir que así sea. En Gornú hay un personaje que se esfuerza muchísimo por salir adelante (Katia) y a la pobre todo le sale mal, hasta el punto que ni siquiera consigue que le coloquen bien una ortopedia por culpa del diseño del eslogan de la marca que la patrocina. Ese es el mensaje Mr. Wonderful que transmite la ´Gornú´.

- La relación de la protagonista con su novio cumple muchas de las características de lo que Bauman ha llamado ´amor líquido´, sobre todo por la actitud del novio, individualista, inmaduro, voluble€ sin compromiso con la relación.

- Bueno, como en tantas ocasiones, ella está enamorada (no sabe muy bien de qué) mientras él se mira el ombligo.

- La presencia de la música y el cine es constante a lo largo de todo el libro, desde Billie Holiday a Jim Jarmusch o ´Grease´. ¿Qué papel juegan en la novela? ¿La música, el cine y la literatura nos salvan de la locura en un momento como el de la ´Gornú´?

- Creo que es importante escuchar música más de seis horas al día para sentirse bien. También ver muchas películas, claro. Una cosa que tienen el cine y la música es que te distraen y te hacen más feliz.

- Me ha llamado la atención que el único nombre de un personaje real que he detectado haya sido el de Pablo Casado, ¿es Pablo Casado del PP el Mesías de la ´Gornú´ de su novela?

- En la vida real, Pablo Casado es un portavoz del PP que va explicando su versión como buenamente puede, maquillando mentiras y, en la ´Gornú´, es un telepredicador que se pasa el día dando consejos de coaching en la tele€ pero en la ´Gornú´ tiene el pelo largo, como Sandro Rey.

- Una activista anti-Gornú es la nueva alcaldesa de Barcelona. ¿Cree que representa un verdadero cambio para la ciudad?

- Creo que perder la ilusión es lo peor que nos puede pasar en la vida, pero, oye, los comienzos siempre fueron bonitos. Ella llega a la alcaldía justo al final del libro€ Sí, es un spoiler. Pero lo que pasó después, te sorprenderá. De hecho, nos está sorprendiendo a todos pero para mal.

- A pesar de las desventuras de la protagonista de ´Gornú´ en esa Barcelona desolada, al final de la lectura queda un poso positivo, un mensaje contra el miedo.

- Ya que tenía la varita mágica de poder conducir la historia, intenté que todo saliera bien al final, tanto para Anna como para Iago como para el telepredicador televisivo. Quería que saliera bien al menos por una vez, pero me temo que no lo conseguí porque siempre me han fascinado más los perdedores que los triunfadores y, claro, escribí en consecuencia. Supongo que por eso es un final agridulce€