Escribo en nombre de mi familia y en el mío personal, pero sobre todo en el de mi madre: Francisca Marí Marí, que nos dejó el pasado 23 de febrero, habiendo estado ingresada los últimos años de su vida en el Hospital Residencia de Cas Serres, en la habitación 222B de la segunda planta. A pesar de nuestros esfuerzos para mejorar las condiciones de la residencia pidiendo que contrataran más personal sanitario, personal de mantenimiento y que renovaran el mobiliario (habiendo recursos para ello), y reuniéndonos con los políticos y personal administrativo responsables del funcionamiento de la residencia, he de decir que no hemos obtenido respuesta alguna y que mi madre ha estado casi tres años ingresada sin que arreglaran su cama.

A pesar de eso, quiero agradecer a todo el personal sanitario de la 2ª planta que ha atendido a mi madre (auxiliares, celadores, enfermeras y médicos) la dedicación personal y profesional que le han brindado a mi madre a lo largo de toda su dura enfermedad y todo el apoyo que hemos recibido toda la familia, sobre todo en las últimas horas de vida de mi madre. Debo resaltar la calidad humana de todos y cada uno de ellos, la tranquilidad de saber que en todo momento mi madre ha estado muy bien atendida. Debido a su delicado estado de salud no era aconsejable que estuviera en casa; por ello sólo me queda dar las gracias a todos: en nombre de toda mi familia y de mi madre, os estaremos eternamente agradecidos. Sólo espero y deseo que los políticos responsables de la Residencia sean conscientes de que hay muchas personas mayores que necesitan su ayuda. Personas que, por su estado de salud, no están en condiciones de estar en sus casas y sus familias no tienen medios para cuidarlos. Personas que están solas, enfermas, sin familia€ Pido que cubran lo antes posible todas las necesidades de la Residencia. Algún día cualquiera de nosotros podríamos tener que pasar nuestros últimos días en algún lugar así.