En vista de la impotencia del Ayuntamiento de San José para acabar con la venta ambulante ilegal en la playa de ses Salines, tal vez deberíamos plantearnos convertirla en un nuevo reclamo turístico. Se podría emplear un eslogan como, por ejemplo, «las Salinas, la única playa a la que puedes venir sólo con la cartera en la mano, no necesitas traer nada más». Y es que cuando llegas allí puedes encontrar de todo: gafas de sol, bikinis, bolsos, vestidos cortos, vestidos largos, sombreros, pareos, pulseras, collares y, si te apetece, hasta te cambian el peinado.

Si no te has traído la comida y te entra el gusanillo, te ofrecerán unos suculentos bocadillos calientes (de tanto pasearlos bajo el sol), empanadas argentinas, unas «fresquísimas» macedonias de frutas y, por supuesto, refrescos y cervezas de toda clase.

Si eres joven y tienes ganas de marcha, no te preocupes, te ofrecerán todas las fiestas en barco que te puedas imaginar y podrás procurarte cuantos tíckets para discotecas desees. Y para terminar la jornada, un buen mojito o un álbum de fotos para enseñar a tus amigos. Y todo esto sin pisar ni un solo chiringuito, restaurante o tienda... ¿Qué más se puede pedir?.

Si no fuera porque todo esto es a base de tener que soportar el constante chorreo de vendedores a tu alrededor, pisando todas las toallas y vociferando, sería el paraíso... En fin, como dice el sabio refranero español, «si no puedes con tu enemigo, únete a él».