El TSJB ha tumbado el TIL por un simple defecto de forma, por no haber consultado a la UIB, cuando en realidad sí se hizo en el marco del Consejo Escolar, al que pertenece la universidad. Y se pretende parar el TIL cuando ya llevamos dos semanas de clases, cuando hay profesores que han sido contratados para su aplicación, cuando los padres ya han comprado los libros y cuando la programación escolar ya está definida en todos los centros. Una auténtica locura que sólo podía ocurrir en Baleares, pues así somos a veces los isleños, cerrados, tozudos, incapaces de ver lo que hay más lejos del archipiélago. Yo entiendo que cada uno quiera defender su posición. El Govern intenta con el trilingüismo aplicar el programa electoral del partido que lo sustenta, con mayor o menor acierto en las formas, pero en definitiva cumpliendo un compromiso. La asamblea de docentes, sindicatos y el movimiento Crida afirman que el TIL es una imposición y un ataque al catalán. Y el TSJB, con la paralización del TIL, ha querido dar un golpe sobre la mesa en respuesta al decreto ley aprobado por urgencia en septiembre de 2013, una estrategia del Govern que no gustó en el entorno judicial. Repito, cada uno tendrá su dosis de razón, pero lo que está claro es que politizando y judicializando un tema tan esencial como la educación de nuestros hijos no vamos a ninguna parte, todos perdemos. Por ello defiendo que ha llegado la hora de terminar con estas batallitas y de negociar. En una comunidad turística como la nuestra y en el siglo XXI, aprender una tercera lengua es algo esencial, no es algo que sea discutible. Todos han ceder un poco para que el aprendizaje de lenguas extranjeras no sea una quimera en el sistema educativo de Baleares. En otras comunidades esto se ha logrado y aquí lo que hacemos es discutir y discutir hasta el hartazgo. No seamos aldeanos y que se imponga la cordura.