Paulino Rivero, el presidente del Gobierno canario, vino el miércoles a Ibiza para hablar de las experiencias en su archipiélago con el tema de las prospecciones petrolíferas. No sabemos si hizo este viaje de aproximadamente 2.500 kilómetros y muchísimas horas exclusivamente para vernos a nosotros o no, pero él vino a nuestra isla porque tiene algo en común con las suyas: un problema muy grande e importante, una espada de Damocles. Además, en ambos lados la población vive casi exclusivamente de la misma industria - el turismo.

Él no es de los míos y tampoco de ninguno de los otros partidos que hicieron, están haciendo o querrán hacer política en Ibiza o en nuestro archipiélago. Sin embargo la oferta parecía bastante interesante, aunque en los anuncios no se podía leer nada de los habituales aperitivos posteriores, canapés o copas que normalmente forman parte de estos actos, atrayendo a mí y a la mayoría de nuestros representantes.

Aunque ya tengo 56 años, más que la mayoría de nuestros políticos y representantes de las instituciones, estoy convencido de que nadie nunca es suficientemente mayor como para no aprender todavía algo nuevo de otra persona.

Fui temprano porque esperé una gran multitud por parte de la gente del pueblo, de la Administración y de nuestros representantes y altos cargos de la política. Pero sin duda me equivoqué mucho, por no decir claramente que la participación escasa me dio vergüenza. ¡Ni la mitad del auditorio estaba ocupado!

Después me pregunté si es desinterés en la lucha contra las prospecciones petrolíferas. ¿Ya sabemos todo y no tenemos que escuchar más a algunas ideas distintas para aprender? ¿O es el famoso y típico letargo, la impresión de que no podemos cambiar nada porque los grandes van a hacer lo que quieran€? ¿Ya ha empezado la pasividad y la resignación? ¿Nos rendimos?

¿Y dónde estaban los miles de vecinos que tomaron parte en la manifestación en enero?

Yo personalmente aprendí algo importante. Mejor dicho, el presidente del Gobierno canario me confirmó en la conferencia algo que coque coincide con mi experiencia: la unidad de la gente y de los dos archipiélagos es lo único que cuenta. El pueblo entero tiene que levantarse junto en contra de las prospecciones petrolíferas y sin pensar en los colores políticos. Y nuestros representantes tienen que olvidarse de las amistades o enemistades políticas, programas a nivel nacional y de la disciplina del partido o de la obligación de votar en grupo. Hoy no hay que seguir buscando cuál de los políticos o partidos tiene más culpa o quién dio el primer paso. El pueblo necesita ahora la prueba de que las palabras no son solamente confesiones de labios para afuera.

Yo lo resumiría en las palabras de Goethe (Fausto): «Ya se han intercambiado suficientes palabras, déjenme ver ahora algunos hechos».

Antes de que venga Podemos (u otros), nosotros mismos tenemos y podemos conseguirlo, pero hay que estar unidos para tener éxito.

Señor presidente de Canarias, Paulino Rivero: le agradezco haber tenido la posibilidad de asistir a su charla y usted se hubiera merecido una audiencia mucho más grande.