Desde hace más de 20 años, vengo todos los veranos a Ibiza, concretamente a Portinatx, donde soy propietario de uno de los apartamentos del residencial El Faro. Es doloroso ser testigo de esta degradación inexorable: edificios, hacinamiento, desorden, peligrosidad y sobre todo el embrutecimiento de la zona.

Ibiza está perdiendo su belleza y su vocación de hospitalidad, que se ha convertido en cinismo instrumental hacia el huésped, que ahora es tratado como un turista.

Mi suegra tiene una casa en el Rey, una residencia que se encuentra en el centro de Portinatx. Portinatx podría ser una joya y en cambio prevalece la suciedad.

En el aparcamiento de los autobuses, están permanentemente con los motores encendidos, propagando todo el tiempo ruido, humos y malos olores. Los negocios del ´paseo´ bajo el Rey han llenado por completo el espacio de productos de baja calidad, todo es feo, horroroso.

Ruido, suciedad, fealdad, falta de servicios, precios caros. Esto es ahora Portinatx, en esto se está convirtiendo Ibiza. ¿Por qué? Las rentas de otros tiempos no durarán, porque al final todo el mundo se dará cuenta de que pagar un precio alto por un lugar feo no vale la pena.

Aún se puede remediar, pero para eso hay que querer hacer algo.