En respuesta a la carta de la señora Llorente, publicada el pasado día 5, entiendo que a ella la crisis no le afecta, ¡enhorabuena! Los maestros y profesores de mis hijos y de los suyos (que entiendo que los tiene) luchan, entre otras muchas cosas, por que las condiciones de nuestros hijos, sean, por lo menos, las que hasta ahora han tenido.

El sistema educativo tendría menos lagunas si muchas veces se hubiese tenido en cuenta la opinión de los maestros y profesores, que son los que al fin y al cabo les dan los conocimientos académicos a nuestros hijos, ya que la obligación de enseñarles valores debe hacerse en casa.

Le recuerdo a la señora Llorente que nuestros hijos acuden a un colegio o instituto, no a un aparcahijos, y que para darles las clases diarias los maestros y profesores previamente se han tenido que preparar la clase, ya que no es una cosa que se haga sobre la marcha, y que son muchas las horas que invierten antes, durante y después del horario lectivo; si tienen dos meses de vacaciones remuneradas es porque su convenio así lo establece, así como el derecho a los días de huelga, que le informo, aunque quizás lo sepa, que no son remunerados.

Ser funcionario es un privilegio al cual usted también tiene derecho: prepárese una carrera, una oposición y apruébela, y pasará a ser usted una privilegiada con unas condiciones pactadas; no entiendo por qué les pide que busquen otro trabajo cuando ellos, como usted querría, solo quieren que se respeten sus derechos.

A los autónomos nos podrían preguntar muchas cosas, yo lo soy, y precisamente lo soy para poder conciliar mejor mi vida familiar y laboral, y eso tiene un precio también, así que tampoco victimicemos a los autónomos, pero este es un tema largo que merecería otra carta para responderle.

Y por último, me gustaría saber en qué país vive la señora Llorente, porque en su carta comenta que tenemos suerte de ser un país en el que no se pasa hambre. No es eso lo que cuentan las noticias, ya que ha aumentado considerablemente la desnutrición infantil, y pasar hambre no es sinónimo de tenerse que morir de hambre.

Por la última frase que usted escribe entiendo que lo que más le molesta es que dejen a los padres colgados.

Y para terminar, le recuerdo una frase de Martin Luther King: «Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda».