Se presenta un principio de curso bastante calentito. Sobre la mesa, además de los recortes, el decreto del Tratamiento Integral de Lenguas (TIL) y la ley de símbolos. Frente a esta situación, docentes y estudiantes han convocado una huelga indefinida.

Algunas asociaciones de padres han mostrado públicamente su preocupación en torno a dos ejes fundamentales: la pérdida de horas de clase que esta huelga puede suponer y el hecho de que un colectivo, el de docentes, que consideran privilegiado en estos tiempos de crisis, se declare en huelga.

Se pierde de vista que el verdadero perjuicio irreparable para nuestros hijos consiste en la degradación del sistema público de enseñanza, y que es ahora el momento de trabajar conjuntamente con los docentes para frenar este descalabro. Pensémoslo así, nuestros hijos pueden perder unos días, unas semanas o unos meses de clase por una huelga de docentes, o el resto de su vida educativa por no atajar a tiempo estas políticas de recorte.

Como padres preocupados por la educación de nuestros hijos, queremos romper una lanza a favor de esta valiente acción del colectivo de docentes.

Hay que tener en cuenta que cada día de huelga supone un día menos de sueldo.

No nos equivoquemos, los docentes no están revindicando una mejora en sus condiciones salariales, están defendiendo, aun a costa de su salario, la educación de nuestros hijos. Han dado el primer paso en defensa de algo que a nosotros, como padres, nos preocupa y nos compete defender. No debemos dejar solos a los docentes en la defensa de la educación pública, pues es un asunto de todos.