Señora consellera de Educación: el otro día me quedé perplejo al escucharle decir en sede parlamentaria que en algunos centros educativos de las Islas Baleares se adoctrina a los niños y se les obliga a hacer pancartas, al tiempo que no pueden expresar su opinión de forma libre por temor a las represalias del profesorado. Si usted tiene conocimiento de esos hechos, es su obligación denunciarlo y hacer que actúe el departamento de inspección educativa (departamento fuertemente diezmado por su antecesor), ya que el conocimiento de un presunto delito obliga a su denuncia. Si no es más que una forma de hacer política cuando no se tienen otros argumentos con los que hacer llegar a los ciudadanos su forma de actuar, le pido humildemente que se retracte públicamente, ya que eso de tirar la piedra y esconder la mano no es una actuación digna de una representante de los ciudadanos.

Además, con sus palabras hace mucho daño a un colectivo al que su partido ha dicho en muchas ocasiones que quiere dignificar y que no es otro que el docente, que lleva soportando ya demasiado tiempo las humillaciones públicas y gran parte de los esfuerzos económicos que se han tenido que hacer en distintas y diversas legislaturas (congelación salarial durante años, aumento de la carga lectiva en detrimento de otras tareas igual de importantes, pérdida de la llamada paga extraordinaria, que no es ninguna sobrepaga sino una de las catorce pagas en la que los docentes cobran sus emolumentos...)

Y si no es usted capaz de hacer ni una cosa ni la otra, dimita, bien por ineptitud en el desarrollo de su cargo bien por mentir públicamente en el seno de una de las instituciones de nuestra democracia.