Desde luego, parece ser que ni el séquito del señor Bauzá tiene lo hay que tener para decir no a la aplicación de la Lomce en Baleares, ni la delegada de Educación en Ibiza tiene lo que hay que tener para escuchar a la comunidad educativa y decir no al TIL.

Hace un año los docentes de la isla empezaron las movilizaciones, se creó la Coordinadora de Professorat Preocupat y desde entonces no ha dejado de realizar acciones: aulas móviles, concentraciones, manifestaciones, conciertos, jornadas informativas, flash mobs, etc. Y, a pesar del intento de desprestigiar al profesorado por parte de los gobernantes (que juegan al divide y vencerás), lo que se ha conseguido durante este año ha sido informar, concienciar y aunar a la comunidad educativa. Basta recordar cómo se manifestó el pasado 9 de mayo, en que miles de personas, madres, padres, hijas, hijos, docentes, estudiantes y sindicatos, salieron a las calles de Ibiza para oponerse a la Lomce.

Pero no ha servido para que el señor Bauzá o la nueva consellera de Educación Joana M. Camps se planteen una reforma en consenso con la comunidad educativa, respetando la cultura y la lengua propias de las islas, por encima de ideologías políticas, y programas electorales, y para que, de una vez por todas, dicha reforma sea estable y perdurable en el tiempo, sin que se vea afectada por los cambios de partidos gobernantes. Se excusan en la necesidad de una reforma educativa debido al fracaso escolar existente, pero no se paran a pensar que con tanto cambio (este es el séptimo en democracia) es imposible llegar a obtener resultados satisfactorios y mejorar la calidad de la enseñanza.

Escucho que mucha gente se queja de las lamentables acciones del Gobierno, pero lo más lamentable, en mi humilde opinión, es lo que la gente puede llegar a consentir, la responsabilidad es de todos. Por lo que si queremos dejar de consentir, todo apunta a que la única medida de presión que nos queda es la huelga indefinida, sí, ahora, a final de curso, en junio, cuando se debe cerrar todo el trabajo de este año escolar y preparar el siguiente. Es ahora o nunca. Las consecuencias de no hacer nada serán, seguro, peores que las de la huelga indefinida. Es la opción que el Gobierno nos deja ante su sordera y ante su falta de valentía a decir no al sinsentido que a golpe de decretazo cada semana dictan autoritariamente desde Madrid, sin que les tiemble el pulso ni el alma.